top of page
  • Museo Carlista de Madrid

Retrato de Moisés Armentia Garmendia

En marzo de 2015 el Museo Carlista de Madrid adquirió en un anticuario de la Plazuela de San José en Pamplona, un pequeño óleo sobre lienzo de un comandante requeté, que el vendedor suponía que se trataba de un retrato del general Mola. Mostraba como prueba un pequeño recorte de periódico con la foto del general, para que se viera el parecido. Contaba, además, que el cuadro había sido cedido para el rodaje de una película reciente sobre Mola. Resultaba evidente su error, pues no tenía sentido alguno que Mola apareciera en 1938 con uniforme de requeté y graduación de comandante (con la divisa de una flor de lys de oro), pero aún así el cuadro fue adquirido con la esperanza de algún día llegar a identificar al verdadero retratado.

En la esquina inferior izquierda del cuadro podía leerse “Francº. Cortés, Bilbao 4.20. 1938”, si bien cabía dudar de si se trataba del nombre del retratado y presumiblemente la fecha de su fallecimiento, o, por el contrario, el nombre del pintor y la fecha en la que el cuadro fue realizado.

Tras un considerable tiempo colgado en la "Sala de la Cruzada 1936-1939" del Museo carlista de Madrid, fue el sabio y querido correligionario Víctor Sierra-Sesumaga quien durante su visita al museo identificó al retratado como Moisés Armentia, por recordar que aparecía en una foto conservada en el archivo de Ignacio Plazaola, que me envió tiempo después. En ella, Armentia aparecía con las divisas de capitán (tres flores de lys), mientras que en el retrato adquirido figuraba con el grado de comandante (con la divisa de una única flor de lys de oro). Quedaba aclarado el misterio, y con ello también claro que Francisco Cortés era el pintor que había realizado el mismo en 1938, cuando el retratado jugaba un papel destacado como jefe de requetés en labores de retaguardia en Vizcaya.


Moisés Armentia Garmendia, comandante del Requeté

Moisés Armentia Garmendia nació en la capital alavesa a finales de 1893 o comienzo de 1894. Si bien carecemos de información sobre sus orígenes familiares y sobre su infancia y juventud, sabemos que, como joven profesional, a finales de los años 20 del siglo XX, Moisés Armentia se ganaba la vida como representante en exclusiva para la provincia de Álava de la empresa vitoriana Ajuria S.A, que era entonces líder en fabricación y venta de máquinas trilladoras.

Por aquella época y anecdóticamente, el nombre de Moisés Armentia apareció en la prensa local como protagonista de uno de los accidentes de tráfico que se produjeron en la provincia en al año 1930. A comienzos de ese año, Álava tenía tan sólo 1.108 vehículos matriculados. La cifra puede parecer ridícula mirada con ojos de hoy, sin embargo, ya se producían no pocos accidentes de tráfico; el 1 de diciembre, en un solo día, los periódicos locales dieron cuenta de tres.

Moisés Armentia Garmendia, que tenía entonces 36 años de edad y residía en la plaza de La Provincia 4, viajaba continuamente en su flamante automóvil con matrícula VI-1038, matriculado el año anterior, para visitar a sus potenciales clientes.

Sobre las cinco horas de la tarde circulando en las proximidades de Vitoria, vio invadiendo la carretera a una persona con un paraguas abierto, quien a pesar de los repetidos toques de bocina y de llevar el coche las luces encendidas, no se apartó de la calzada. Moisés Armentia se vio obligado a frenar bruscamente y dar un volantazo para evitar el atropello, chocando contra un árbol, y resultando su coche seriamente dañado.

Tras el batacazo, del que Moisés salió ileso con un susto enorme, se dio cuenta de que el causante del accidente era el sacerdote Cesáreo Manzanos Montejo, que se encontraba haciendo autostop para regresar a Vitoria.

Moisés Armentia era muy conocido en la capital alavesa. En las elecciones municipales de 1931 formó parte de la “Candidatura Antirrevolucionaria”. Armentia se presentó por el distrito de las Escuelas Normales en compañía del también tradicionalista Federico López de Luzuriaga. Los candidatos tradicionalistas del distrito obtuvieron puesto de concejal al lograr 401 y 400 votos respectivamente, por detrás de un candidato independiente, el más votado, que obtuvo 590 y de los tres candidatos socialistas, que obtuvieron en torno a los 580 votos. El 6 de junio de aquel año, Armentia fue proclamado concejal, cargo que ocuparía hasta su dimisión el 19 de septiembre de 1935.


Caricatura de Moisés Armentia publicada en El Pensamiento Alavés

Según relata Jaime del Burgo[i], Moisés Armentia participó activamente en la reorganización del carlismo alavés. Fue secretario de la Hermandad Alavesa, sociedad englobada dentro de la Comunión Tradicionalista y que agrupaba a la mayor parte de los católicos y monárquicos durante la II República, y fue estrecho colaborador del comandante Rabanera en la organización del Requeté.

La noche del 17 de julio, cuando esperaba órdenes para el alzamiento como jefe del Requeté, fue detenido por la policía y encarcelado con otros veintiséis requetés, siendo puestos en libertad al día siguiente al proclamarse el estado de guerra. Junto a Armentia, fueron también encarcelados José Goñi, director de Pensamiento Alavés; Arturo Cebrián, secretario de Renovación Española; el abogado Gerardo Larrea y una veintena larga de jóvenes de la ciudad y de fuera de ella, algunos alojados en hoteles. Entraron en prisión a las cuatro de la mañana del día 19 y salieron a las ocho y media.[ii]

Armentia organizó con la Junta Carlista de Guerra el Tercio de Nuestra Señora de Estíbaliz en la Hermandad Alavesa, con el que con el que marchó a Somosierra tras incorporarse las tres primeras compañías del tercio el 27 de julio a la Columna García Escámez en Aranda de Duero.

Pocos días después Armentia regresó a Vitoria, donde se constituyó la Milicia Ciudadana, de cuya Junta Directiva fue elegido vocal en la primera asamblea, celebrada el 29 de julio. La Milicia Ciudadana, organizada por iniciativa del comandante militar de Vitoria, era una especie de somatén apolítico para la defensa del orden público, la vigilancia y defensa de la ciudad, liberando de sus quehaceres a algunas de las fuerzas de seguridad y orden público que podrían de esta manera incorporarse a labores en el frente. Se trataba de una entidad similar a la que, con nombres más o menos afines, se habían organizado en otras ciudades en las que triunfó el Alzamiento. Sus miembros eran mayoritariamente afiliados a las distintas organizaciones políticas que apoyaron la sublevación militar, que por su edad o por otras circunstancias no habían marchado al frente como voluntarios.

La Milicia Ciudadana contó en Vitoria con un gran apoyo de la población favorable a la causa nacional, como prueba el que en las primeras 24 horas se alistaran en ella 234 voluntarios, y que en octubre del 36 tuviera 1285 efectivos.

En septiembre y a instancias del teniente coronel Alonso Vega, Armentia organizó en la capital alavesa el llamado Requeté Auxiliar.

El historiador prorrepublicano Germán Ruiz Llano recoge en su tesis doctoral el papel de esta milicia carlista alavesa[iii]:

“El Requeté Auxiliar, controlado por HA (Hermandad Alavesa), movilizó a los carlistas de la provincia que, por edad, desde adolescentes a ancianos, no podían ir al frente y a los requetés de 1ª línea que fueron paulatinamente desmovilizados por heridas, conseguir una exención, etc. Se constituyó el 1 de septiembre de 1936 bajo el mando del teniente de la Guardia Civil retirado Cesáreo Casi y el destacado carlista Moisés Armentia. Distribuido por toda la provincia, sus misiones eran más amplias que las de las milicias ciudadanas. En la retaguardia se encargaban de la censura postal, recogida de colectas, servicios de policía y vigilancia y captura de huidos y sospechosos; pero también se les movilizó para tareas del frente como escoltas de convoyes, vigilancia de posiciones, policía militar, escolta de jefes y oficiales, camilleros, enterradores y enlaces. Sus labores represivas estaban al cargo del teniente del Requeté Bruno Ruiz de Apodaca, que mandaba una “patrulla de policía” bajo las órdenes del delegado de orden público de la provincia”.


Fotografía dedicada por el capitán Moisés Armentia a Ignacio Plazaola en 1938. Archivo Plazaola.

Dentro de la organización del Requeté de retaguardia o segunda fila, Armentia recibió el encargo de preparar la brigada de ocupación que habría de actuar en Vizcaya, la llamada Brigada de Investigación y Vigilancia de Vizcaya, que mandaría después hasta el mes de diciembre de 1938.

En ese mes de diciembre de 1938, el gobernador civil y el jefe provincial de FET de las JONS -José María Oriol- le encargaron la creación de una columna o Tercio de Orden y Policía de Vizcaya, para entrar en Barcelona con las fuerzas nacionales que ocuparan la ciudad condal. Su nombre había sonado también como posible sustituto de Oriol al frente del partido unificado en la provincia, nombramiento que contaba con enemigos que le tildaban de “persona de escasa cultura que estará a merced del más osado”.

Para su nueva misión, Armentia contó con valiosos colaboradores, entre ellos, como capitán honorario de la brigada, el abogado vallisoletano D. Antero Samaniego Martínez-Fortún, que había sido secretario de Don Jaime de Borbón en 1918 y cuya madre había sido dama de honor de Doña Margarita. También el capitán Ibáñez, uno de los ayudantes más eficaces del comandante Armentia, y que pronunció un vibrante discurso, haciendo mención del historial de la brigada, cuando se le impuso a éste una boina roja con las insignias de su mando.

Según cuenta en sus recuerdos Antonio Zubizarreta[iv] , que cuando se liberó su pueblo de Ermua se incorporó como voluntario al Requeté Auxiliar con 15 años, este se encuadró en el Tercio Orden y Policía de Vizcaya, formado por ocho compañías agrupadas por los pueblos y lugares de procedencia de los voluntarios; había compañía de Algorta, otra de Bilbao etc. Zubizarreta y los de Ermua se incorporaron a la de Durango, que mandaba el comandante Moisés Armentia.

Zubizarreta prosigue en su testimonio, que nos permite conocer más sobre la actividad de Moisés Armentia en aquel tramo final de la guerra civil: “Todos éramos o jóvenes o viejos, ninguno intermedio, y muchos estábamos entre los 14 y los 16 años, y todos carlistas, porque entonces había mucho carlista en Vizcaya. Nos mandaron como fuerza de ocupación de Barcelona. Yo fui el agente del Tercio de Policía número 232, y nuestra tarea consistía generalmente en trasladar de un sitio a otro a grupos de prisioneros y “pasados”, porque a diario se pasaban a la zona nacional cantidad de milicianos. Primero anduvimos en Lérida y Tarragona, y de allí a Barcelona. Esto se había organizado en diciembre del 38, un poco antes de la ofensiva de Cataluña, porque se creía que al ocupar Barcelona necesitarían mucha fuerza para organizar aquello. Nuestra misión consistía en el traslado de prisioneros entre hospitales y prisiones, y nuestra relación con ellos era buena.

Curiosamente, como nosotros no conocíamos aquello, solían ser ellos mismos los que nos guiaban por Barcelona y nos decían por dónde llegar al destino. Recuerdo que caminábamos a su lado mientras solían cantar: «Rocío, ay mi Rocío...». Ninguno intentaba escapar, la mayoría eran “pasados” y la guerra para entonces estaba ya más que decidida. Lo más penoso era cuando nos tocaba llevar heridos rojos; el último traslado fue desde un hospital de Barcelona al convento de San Elías, que estaba en un pueblo detrás del Tibidabo, y tardamos horas en cruzar todo Barcelona. Unos andaban porque muy despacio, y los otros porque había que llevarlos a cuestas porque no podían ni andar… era un desastre cómo estaban cuando llegamos, sucios y poco atendidos”.

En 1939, Moisés Armentia ingresó en el Ayuntamiento de Bilbao con el cargo de inspector de Vialidad, y en 1940 fue nombrado Subjefe de la Guardia Municipal. Sus cuatro hijos, algunos menores de edad, combatieron en el frente, y uno de ellos se ordenó posteriormente jesuita. Desconocemos la fecha de fallecimiento de Moisés Armentia, aunque si sabemos que su viuda falleció en Bilbao en 1995 a los 77 años de edad.




[i] Jaime del Burgo: Conspiración y guerra civil. Barcelona: Editorial Alfaguara, 1970 [ii] Archivo Histórico Provincial de Álava (en adelante AHPA), Libro registro de detenidos y procesados, vol. V. [iii] Germán Ruiz Llano, en su tesis doctoral “El voluntariado alavés durante la guerra civil” (UCM Madrid 2016) [iv] Testimonio de ANTONIO ZUBIZARRETA GARRO (Ermua, 1923). Voluntario del Requeté Auxiliar y del Tercio de Orden y Policía de Vizcaya. Fundación Ignacio Larramendi.

125 visualizaciones0 comentarios
bottom of page