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Retrato al óleo de Carlos VII: el conserje-pintor agradecido

  • Museo Carlista de Madrid
  • 4 ago
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Actualizado: 8 ago


Retrato de Carlos VII por Centella. Museo Carlista de Madrid.
Retrato de Carlos VII por Centella. Museo Carlista de Madrid.

En el verano de 2025 se ha incorporado a los fondos del Museo Carlista de Madrid un retrato al óleo del rey carlista Carlos VII, donación de los descendientes de Enrique García Soldevila, carlista fallecido en Gandía (Valencia) en 1969 a causa de un derrame cerebral.

 

Enrique García Soldevila nació en 1910 en Almoines (Valencia), pueblo muy cerca de Gandía, hijo de un agricultor y exportador de naranjas, tareas en la que le ayudaría su hijo Enrique más adelante. No parece que el padre tuviera relación directa con el carlismo, aunque políticamente era una familia tradicional o de derechas.

 

En julio de 1936, estando Enrique en casa con su padre, le avisaron que le buscaban para matarle, como de hecho harían poco después con su abuelo materno, que había sido alcalde con Primo de Rivera, y su tío, Evaristo Soldevila García, que contaba entonces solo 19 años. Alarmado por la información, inmediatamente el joven Enrique se marchó a Denia, de donde salía un barco que llevaba pasas y uvas de exportación a Liverpool. Pagó el pasaje y se embarcó, y en Liverpool se puso en contacto con el representante que allí tenía su padre, que le ofreció trabajo. Los planes de Enrique eran, sin embargo, regresar a España, para lo que cruzó el Canal de La Mancha y llegó a París, donde cogió un tren que le trasladó a Irún pasando la frontera. Irún en ese momento (septiembre de 1936) acababa de ser liberado por los requetés y se vivía un ambiente de euforia y muestras de patriotismo en las calles. Entusiasmado con el ambiente que allí se respiraba en medio de aquellos requetés navarros, Enrique decidió unirse a ellos alistándose como voluntario.

 

Como requeté, estuvo primero en el frente de Guipúzcoa y posteriormente le destinaron a Zaragoza como conductor de un camión de transporte de tropas. Durante la batalla de Belchite entró y salió varias veces de la población trasladando soldados al frente. Después permaneció en el frente aragonés, en la zona de Teruel, Calamocha etc., y sirvió de chofer a un general.

 

 

Enrique García Soldevila durante la Cruzada. En el pecho se aprecia una medalla de la Virgen de los Desamparados.
Enrique García Soldevila durante la Cruzada. En el pecho se aprecia una medalla de la Virgen de los Desamparados.

                                                

 Acabada la guerra, Enrique García Soldevila volvió a Almoines y fue nombrado alcalde. Para asistir al acto de toma de posesión, se personó en el pueblo el Gobernador Civil de Valencia, que le amonestó que para la ocasión luciera boina roja pero no la preceptiva camisa azul, a lo que García Soldevila contestó diciendo que a él le gustaba más así. Lo cierto es que el incidente causó su dimisión o cese, con el resultado de que solo ejerciera el cargo de alcalde durante dos o tres días.

 

Durante los años 50, y por el vínculo afectivo que había adquirido con los requetés navarros y la devoción que sentía por Navarra, asistía regularmente a los sanfermines y a Montejurra , acompañado de sus hijos Evaristo -que pertenecía al Círculo Carlista de Gandía- y Juan Enrique.

Al salir de Pamplona o de Estella, su hijo Juan Enrique, al que debemos toda esta información, recuerda como con su padre el y su hermano Evaristo cantaban una cancioncilla cuya letra era la siguiente:

 

Adiós Pamplona,

Pamplona de mi querer,

mi querer,

hasta cuando te volveré a ver.

 

No me marcho por las chicas, que las chicas guapas son,

guapas son,

yo me marcho voluntario

al Requeté de Aragón.

 

Carlista sobre todo de sentimiento, Enrique García Soldevila pertenecía al Tercio Nuestra Señora de los Desamparados cuando los carlistas valencianos reconstruyeron en los años 50/60 el tercio que había existido antes de la guerra.

 

Trasladado a vivir a Gandía, Enrique García Soldevila frecuentaba el centro Fomento AIC, una especie de casino o círculo local. La sociedad Fomento AIC (Agricultura, Comercio e Industria) había sido fundada en 1923 por un grupo de prohombres gandienses para defender los intereses económicos de la comarca. En apenas cuatro años alcanzó más de mil socios. La Guerra Civil interrumpió sus actividades, que fueron reanudadas a finales de los años 50, funcionando hasta la actualidad como espacio cultural y recreativo.

Uno de los conserjes de Fomento se llamaba Centella, apellido por el que era conocido por todos los socios.  

Un día Centella habló a Enrique García Soldevila de que su gran ilusión sería montar una tienda -taller de artículos de manualidades, artesanía y bellas artes en general. Soldevila decidió ayudarle económicamente para que pudiera convertir en realidad su sueño, como así fue, pues el conserje puso en marcha un establecimiento en la calle San Francisco de Borja 50, trasladado después por sus descendientes a Abat Sola 58 como Manualidades Centella, y convertido más recientemente en Manualitats Gandía. El establecimiento de Centella llegó a ser considerado uno de los mejores de España en su género.

 

 

      Fachada de Manualidades Centella, en la calle Abat Solá de Gandía.
      Fachada de Manualidades Centella, en la calle Abat Solá de Gandía.

                       

En agradecimiento por la desinteresada ayuda económica que Enrique García Soldevila le había prestado, Centella se presentó un día en casa de su mentor con un retrato de Carlos VII pintado por él, que a todos sorprendió puesto que era pintor meramente aficionado y a todos llamaba la atención que se hubiera atrevido a pintar un retrato así. 

 

 

                         

        Retrato al óleo sobre lienzo de Carlos VII, pintado por Centella c. 1962.
        Retrato al óleo sobre lienzo de Carlos VII, pintado por Centella c. 1962.

  

 El retrato pintado por Centella se basa en una conocida fotografía de Don Carlos del fotógrafo P. Vuccino & Co de Bombay (India), fechada en 1885, y de la que conocemos otra igual a cargo del estudio fotográfico de Carlos Díaz y Eduardo Spencer, hecha durante el viaje de Don Carlos a Santiago de Chile en 1887.

 


Fotografía de Díaz y Spencer. Carlos María de los Dolores de Borbón y Austria-Este, Duque de Madrid, 1987. Sala Medina. Disponible en Biblioteca Nacional Digital de Chile (https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/bnd/632/w3-article-313822.html).
Fotografía de Díaz y Spencer. Carlos María de los Dolores de Borbón y Austria-Este, Duque de Madrid, 1987. Sala Medina. Disponible en Biblioteca Nacional Digital de Chile (https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/bnd/632/w3-article-313822.html).

 

                                             

Carlos de Borbón; viste uniforme de capitán general, con tres entorchados en las mangas, luce al cuello la Orden "Toisón de Oro" y en el pecho las medallas que concedió durante la guerra carlista y las Grandes Cruces de Carlos III y San Fernando

 

La misma foto a la que nos referimos sirvió de base al excelente retrato al carboncillo dibujado por G. Atam, que se conserva en el Museo Cerralbo de Madrid, así como al retrato al óleo de Sanz Enea perteneciente al Círculo Carlista de Tolosa.

 

                         

 Retrato al carboncillo dibujado por G. Atam. Museo Cerralbo.
 Retrato al carboncillo dibujado por G. Atam. Museo Cerralbo.

Retrato al óleo de Sanz Enea. Círculo Carlista de Tolosa.
Retrato al óleo de Sanz Enea. Círculo Carlista de Tolosa.

                         

Es evidente que el retrato de Centella adolece de la calidad técnica de estos otros retratos, si bien no deja de llamar la atención que el buen conserje se atreviera con un retrato, género éste que no está al alcance de cualquier pintor aficionado.

 

Como detalle curioso, el retrato pintado por Centella introduce una variante, que no se encuentra en la fotografía original: el pintor cubre los hombros del monarca con un abrigo, que, difícil de apreciarse por los tonos oscuros, puede sobre todo adivinarse por la botonadura en la parte derecha del cuadro.  Quizás para esta variante Centella se inspirara en el magnífico retrato al óleo pintado por Bonnat, del que existía una discreta copia en el Círculo de Estella, que García Soldevila debió conocer en sus subidas a Montejurra.

 


Copia del retrato pintado por Bonnat que se encontraba en el Círculo Carlista de Estella.
Copia del retrato pintado por Bonnat que se encontraba en el Círculo Carlista de Estella.

                       

El retrato de Carlos VII pintado por el modesto pintor de Gandía luce ya en las paredes de una de las salas del Museo Carlista de Madrid, enriqueciendo una colección de retratos al óleo del rey carlista sin parangón en ningún otro museo.

 


El cuadro de Centella, en el Museo Carlista de Madrid, compartiendo espacio con otros recuerdos de la historia carlista.               
El cuadro de Centella, en el Museo Carlista de Madrid, compartiendo espacio con otros recuerdos de la historia carlista.               

                                

 Nos permite recordar a un conserje que supo mostrar su agradecimiento a un hombre bueno, Enrique García Soldevila, que formó parte de aquellos heroicos requetés que estuvieron dispuestos a dar la vida para que España no muriera, y a los que debemos imperecedera memoria y gratitud.

 

                         


 

 

 

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MUSEO CARLISTA DE MADRID.-

Colección J. Urcelay

Reservados los derechos. Museo Carlista de Madrid.- Colección J. Urcelay

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