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La margarita Agustina Simón, una nueva "Agustina de Aragón"

  • Museo Carlista de Madrid
  • hace 5 días
  • 9 Min. de lectura


Retrato de Agustina Simón, el único que se conoce de la heroica margarita. Miguel Andrés, 1946.
Retrato de Agustina Simón, el único que se conoce de la heroica margarita. Miguel Andrés, 1946.

 Agustina Simó y Sanz es una de esas heroínas a la que el tiempo corre el riego de sepultar en el olvido, y que, sin embargo, hemos de recuperar como uno de los nombres escritos con letras de oro entre las margaritas carlistas y una gloria de la España católica y tradicional.

                                 

De su biografía es poco lo que sabemos. Apenas que nació en Calatayud en 1910 y que militó en el carlismo desde muy joven como margarita. También que fue enfermera, aunque no sabemos si fueron estos sus estudios y profesión, o simplemente que realizó un curso de enfermería como tantas margaritas carlistas, animadas a hacerlo como preparación para el levantamiento que la Comunión Tradicionalista empezó a preparar contra la República a partir de 1934.  

Al producirse el Alzamiento Nacional, el día 24 del mismo mes de julio llegaron a Zaragoza 1600 requetés que fueron acuartelados en el Instituto Goya, o sea en el edificio del Colegio del Salvador de la Compañía de Jesús, que en 1932 había sido confiscado con todo su mobiliario por el Gobierno, en aplicación del artículo 32 de la Constitución republicana, y convertido en el Instituto Goya. Entre ellos, bajo la dirección del diputado Jesús Comín como Comandante de Requetés, se empezaron a reclutar voluntarios para formar la 4ª Compañía del Requeté de Aragón, y más tarde, en el mes de agosto, la 5ª Compañía bajo la jefatura del capitán de Infantería navarro Juan Nieva Gallardo, con requetés aragoneses y también castellanos, hasta llegar a reunir 300 efectivos.

Desde los primeros días, Agustina Simón y su hermana se ofrecieron para repartir suministros a los primeros requetés en Zaragoza y alojar a los que llegaban de Navarra.

La llamada 4ª Compañía del Requeté de Aragón, con la que se había integrado ya la 5ª, salió el día 29 de agosto con destino a Belchite. Donde actuaba la Columna de Operaciones del coronel Sueiro. Allí, en posiciones de vanguardia, alojado en el cementerio y el Seminario, se alojó el recién creado Tercio de Almogávares, que siguió completándose hasta tener tres Compañías, aunque en realidad eran solo, por sus efectivos, dos Compañía. El Tercio quedó bajo el mando del capitán Nieva, con los alféreces Royo y Milián al mando de las Compañías y D. Pantaleón Cobeta como capellán del Tercio.[1] 

 



     Bandera del Tercio de los Almogávares. Museo del Ejército.
     Bandera del Tercio de los Almogávares. Museo del Ejército.

En los meses de octubre y noviembre el Tercio compartió las trincheras de la Serretilla y Codo con el Tercio de Montserrat de requetés catalanes. En el mes de diciembre el enemigo atacó con insistencia el sector en el que se encontraba el Tercio, produciéndose los primeros muertos y heridos.

Tras la partida de los requetés al frente y empezar la llegada de los primeros heridos, el edificio del colegio del Salvador pasó de cuartel de requetés a convertirse en Hospital de sangre, atendido por las Hermanas de Santa Ana, dignas hijas de la Madre Rafols[2]. A él se incorporó Agustina Simón como enfermera, destacando por su celo y entrega hacia los heridos que allí iban llegando, sus queridos requetés del Tercio del Pilar, los de Santa Quiteria, los almogávares de Belchite, los de Nuestra Señora de Monserrat, de Codo y los de otros puntos de la guerra de Aragón.

En enero de 1937, Jesús Comín visita las posiciones del Tercio como Comandante de Requetés de Aragón. Durante los meses siguientes, se incorporan al Tercio nuevos oficiales, y un nuevo páter, D. Julián Lou Miñana. Para entonces tiene 177 hombres en la 1ª Compañía, 150 en la 2ª y 22 en la Plana Mayor. En junio, el Tercio pasa a encuadrarse en la Brigada del coronel Sueiro (2ª de la División de Aragón, más adelante 52 División). Hasta agosto de 1937 el Tercio está sometido a constante fuego artillero en sus posiciones en torno a la plaza de Belchite.

El 24 de agosto el ejército rojo desencadenó la gran ofensiva sobre Zaragoza, llevada a cabo por un contingente de 150.000 efectivos cuya misión era converger sobre la capital de Aragón. Frente a ellos, el ejército nacional contaba con unos 60.000 hombres, en distintos sectores de un frente de más de 500 km que iba desde e Pirineo a Guadalajara.[3] 

La aspiración de Agustina Simón era asistir a los requetés hasta el mismo frente de batalla más que permanecer en las relativas comodidades del hospital del Salvador. Tras una visita al sector de Belchite, solicitó y obtuvo permiso para permanecer en el Seminario, la posición más avanzada y peligrosa, montando allí un hospital[4]. De su comportamiento de entonces sólo sabemos lo contado por los supervivientes escasos de aquella epopeya: que se presentó al jefe de los almogávares el mismo día del asedio horrible de la heroica villa y le dijo: “Mi capitán, aquí me tiene usted a sus órdenes. No pienso desertar del puesto que me asigne. Moriré con todos, contenta de dar mi sangre por Dios y por mi Patria”.[5]

 



Agustina Simón entre requetés almogávares, dibujo publicado en la obra de Javier Nagore Yarnoz sobre el Tercio aragonés.
Agustina Simón entre requetés almogávares, dibujo publicado en la obra de Javier Nagore Yarnoz sobre el Tercio aragonés.

El mismo día 24 de agosto se produce la ruptura del frente y quedan aislados Quinto, que resiste, Codo, que cae, y también Belchite, que queda sitiado y sobre el que se centra la batalla principal sobre Zaragoza entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre. En estas posiciones, de resonancias heroicas en la historia de nuestra Cruzada, los requetés de los tercios operantes en la zona -Tercio de los Almogávares, María de Molina-Marco de Bello y Tercio de Montserrat- se entremezclaron y no lucharon solos, sino unidos a soldados de regimientos de línea y voluntarios falangistas, y con ellos compartirían la Cruz laureada de San Fernando.

Belchite se convierte en un infierno, con bombardeos constantes y avances del entonces ya denominado Ejército Popular. El alférez Izquierdo escribe en sus notas de los días 27 y 28: “Bombardeo fuerte (18 aviones) sobre Belchite. Las casas se derrumban aplastando a personas, mulos y caballos. Imposible enterrarlos, por lo que el ambiente es irrespirable. Las calles son montones de escombros que intentan retirar algunos paisanos vecinos. Vemos los camiones enemigos en dirección a Zaragoza, y el día 28 se intensifica el ataque sobre las posiciones al norte del pueblo, ya completamente cercado. Los días que siguen serán cruciales”.

La anotación del día 30 muestra el patetismo de la situación: “Ataques aun más violentos y fuego, además, de tanques rusos. La Loma artificial y El Olivar se abandonaron y los supervivientes se replegaron al casco de Belchite que quedó rodeado con un cinturón alrededor, y aislado del Seminario, cuya guarnición de requetés sigue resistiendo y llegaron, según comunican al teniente coronel, a la resistencia extrema”.

El 3 de septiembre las secciones de requetés que defendían el Seminario lo abandonan rompiendo el cerco de noche para evitar quedar enterrados en sus ruinas tras el derrumbamiento de la parte alta del edificio. Únicamente lo lograron unos sesenta, con algún oficial.

 

    


  Estado actual de las ruinas del Seminario de Belchite.
  Estado actual de las ruinas del Seminario de Belchite.

Agustina Simón no quiso seguir a los que salieron del Seminario por no abandonar a sus heridos, y cuando llegó el momento crítico de no poder sostenerse, se lanzó a la brecha buscando una muerte honrosa, pero fue hecha prisionera junto al páter y quince requetés del Tercio de Almogávares, fueron llevados a Híjar y allí paseados por el pueblo entre insultos y vejaciones de la turba. Estaba vestida ya de forma andrajosa, como el resto de los defensores, de manera que nadie podía averiguar que pudiera ser mujer, pues sus ropas femeninas habían sido convertidas en ventajes para los heridos. Cuando le tomaron declaración, ella se mantuvo firme en sus ideas, diciendo que era carlista de toda la vida y que había ido al frente porque allí estaban sus hermanos. Invitada a tomar alimento, lo rechazó: “No quiero nada de vosotros, no quiero nada con los enemigos de mi Dios y de mi Patria”. Impávida ante la muerte, no aceptó la propuesta de los milicianos de salvar la vida si continuaba como enfermera a su servicio.

El cautiverio de Agustina Simón no llegó a las veinticuatro horas. A las doce de la noche fueron sacados todos en una camioneta y llevados a unos cuatro kilómetros del pueblo, donde en un monte cercano fueron asesinados estos diecisiete carlistas.

En el momento del fusilamiento por brigadistas internacionales fue ella quien gritó ¡Viva España y Viva Cristo Rey! Era el 4 de septiembre de 1937. Agustina. serena y con su escudo invulnerable, una estatuita del Niño Jesús que había salvado de la profanación en el Seminario, recibió la descarga y voló al cielo con los requetés que la acompañaban y el páter también fusilado. Todos sus cuerpos fueron arrojados a una única fosa común.

El 6 de septiembre el asalto final de las Brigadas 32 y 153 del ejército rojo redujo la resistencia de los últimos reductos y Belchite sucumbió. Unos doscientos defensores consiguieron cruzar las líneas enemigas, entre ellos treinta y tres requetés del Tercio de los Almogávares, y llegar hasta Zaragoza. El resto cayeron en el combate -116 jefes y oficiales, 139 suboficiales y 2.982 de tropa, con un total de 3.237 muertos- o fueron hechos prisioneros.

Elo valor heroico y anónimo ante la muerte de los defensores puede resumirse en la inscripción que se encontró en la iglesia de San Martín de Belchite, totalmente destruida. En una paredilla estaba escrito a lápiz: “Aquí muere, por Dios y por España, un requeté aragonés. ¡Viva España!”.[6]  

Respecto al Tercio de los Almogávares, fue el propio Tercio, como unidad, el que feneció en el asedio, pues los pocos supervivientes se incorporarían más tarde al Tercio del Pilar. [7]

Extendida la fama del heroísmo y martirio de Agustina Simón, las Margaritas de Navarra crearon un Tercio con su nombre, cuya bandera se guardó en el desaparecido Museo de Recuerdos Históricos de Pamplona y hoy se conserva en los fondos del Museo del Carlismo de Estella.[8] 

 

                              


 Bandera del Tercio Agustina Simón de las Margaritas de Navarra.
 Bandera del Tercio Agustina Simón de las Margaritas de Navarra.

Los supervivientes de Belchite fueron reconocidos con la laureada de San Fernando que se concedió a su primitiva unidad -el Tercio de los Almogávares formado por la 1ª y 2ª Compañías- por la defensa de Belchite. Se había propuesto la laureada individual también para Agustina Simón, pero su expediente no prosperó, considerándose que la distinción colectiva hacía honor a todos los que heroicamente habían participado de aquellos acontecimientos que resultaron transcendentes en el curso de la guerra.

 

El Ayuntamiento de Zaragoza dedicó una calle a la heroína, cuya placa ha mantenido el recuerdo durante décadas en la ciudad de la nueva “Agustina de Aragón”. Pero los tiempos han cambiado y el 4 de abril de 2022, otro Ayuntamiento de Zaragoza procedió a “resignificar” los nombres de las calles de Agustina Simón y de Pedro Lázaro, colocando cuatro placas con inscripciones. La placa colocada por el gobierno de Azcón en homenaje de Agustina Simón destaca su “vocación humanitaria” y hace referencia al golpe de Estado de 1936 como “una terrible guerra entre españoles”.

 

 


Placa original de la calle Agustina Simón y lápida actual colocada debajo por el ayuntamiento de Zaragoza para “resignificar” a la heroína aragonesa.
Placa original de la calle Agustina Simón y lápida actual colocada debajo por el ayuntamiento de Zaragoza para “resignificar” a la heroína aragonesa.

Una medida duramente criticada por las “asociaciones memorialistas” que la han tildado de "falta de respeto hacia las víctimas del franquismo". Para el Coordinador de IU Zaragoza, “equiparar el bando fascista con quienes defendieron la legalidad democrática de la República evidencia cómo entiende la derecha la memoria democrática”.

Estamos de acuerdo, aunque haya para ello que cambiar los términos: equiparar a los que lucharon por Dios y por España con quienes quisieron convertir a nuestra patria en un satélite de Stalin -solo uno de los cinco generales que mandaron las fuerzas del Ejército Popular en la ofensiva sobre Zaragoza era español- evidencia como entienden la historia los defensores de la llamada “Memoria Democrática”.

Nosotros nos quedamos con lo escrito por Guillermo Rocafort en la página web del general Dávila: “Por la forma de combatir, por sus heroicidades, por el castigo sufrido, por el espíritu demostrado, por el número de bajas, como Historiador del hecho almogávar puedo afirmar que el Tercio de Almogávares estuvo a la altura de lo que en la Historia de España han representado los Almogávares; que no se trataba por tanto de un nombre hueco y rimbombante carente de sustancia, sino una Unidad cuyo nombre era una promesa de comportamiento y una garantía de su cumplimiento”.[9]

La Margarita de la Tradición Agustina Simón tuvo ocasión de volver a su casa, pero despreciando el porvenir que su juventud le ofrecía, se quedó firme en el puesto de peligro, inmolándose en el altar de sus inmortales creencias, y fue fusilada por brigadistas internacionales que luchaban por el comunismo.  

Con calle o sin ella, y a pesar de la Memoria Democrática que trata de dar la vuelta a la historia, Agustina Simón vivirá para siempre en el corazón y el recuerdo de los buenos aragoneses y los buenos españoles.



 

 


[1] Una breve historia del Tercio de los Almogávares se encuentra en Javier Nagore Yarnoz: “Los tres Tercios de Requetés laureados de San Fernando en la Guerra de España de 1936”. Madrid: Círculo San Mateo/Comunión Tradicionalista Carlista, 2006.

[2] La vinculación de la Madre Rafols con el carlismo se recoge en el libro de Javier Urcelay Alonso: “Carlistas en los altares”. Madrid, Museo Carlista de Madrid, 2024.

[3] Para una descripción detallada de la batalla de Belchite pueden consultarse el “Parte de las operaciones sobre Belchite” que se encuentra en el Archivo Lizarza del Archivo de la Universidad de Navarra, así como el libro de Amaro Izquierdo: “Belchite a sangre y fuego”. Barcelona: Editorial Acervo, 1976.

[5]Publicado en Vicente Gracia S.J: “Los héroes de Aragón”, Zaragoza, 1943, pp. 169-171.  https://historiaenlibertad.blogspot.com/2012/09/agustina-simon-por-vicente-gracia-sj.html

 [6] Javier Nagore Yarnoz: “Los tres Tercios de Requetés laureados de San Fernando en la Guerra de España de 1936”. Madrid: Círculo San Mateo/Comunión Tradicionalista Carlista, 2006. Pág. 50.

[7] Los supervivientes fueron reconocidos con la laureada de San Fernando que se concedió a su primitiva unidad -el Tercio de los Almogávares formado por la 1ª y 2ª Compañías- por la defensa de Belchite.

 
 
 

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