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La historia detrás de un cuadro

  • Museo Carlista de Madrid
  • hace 4 horas
  • 5 Min. de lectura
Retrato de Carlos VII, por M. de la Portilla, o/l 1873.
Retrato de Carlos VII, por M. de la Portilla, o/l 1873.

En el verano de 2025 se ha incorporado a los fondos del Museo Carlista de Madrid un nuevo retrato del joven Carlos de Borbón y Austria-Este firmado por M. de la Portilla en el año 1.873, teniendo D. Carlos la edad de 25 años.

 

Del pintor poco podemos decir, pues no hemos encontrado sobre él la menor información, lo que nos hace suponer que fuera un artista local, de escasa obra o meramente aficionado. Esta última posibilidad viene abonada por el hecho de que el retrato esté claramente basado en una fotografía del Pretendiente, realizada en el estudio de París del fotógrafo Le Jeune en torno a 1869.


Carlos de Borbón y Austria-Este fotografiado por Le Jeune, c. 1869.
Carlos de Borbón y Austria-Este fotografiado por Le Jeune, c. 1869.

 Según tradición familiar, el retrato fue donado por el propio monarca carlista, en reconocimiento a su inquebrantable lealtad a la causa, a D. Fernando del Moral Almagro, último Capellán Mayor de la Sacra Capilla del Salvador de Jaén, y confesor general de la Congregación de Siervas de María.


Fotografía de D. Fernando del Moral publicada en El Cruzado Español de 24 de abril de 1936.
Fotografía de D. Fernando del Moral publicada en El Cruzado Español de 24 de abril de 1936.

Fernando del Moral Almagro militó durante toda su vida en la causa carlista, de la que fue jefe en Úbeda (Jaén). En su condición de destacada personalidad del carlismo provincial, del Moral entró en contacto con Lorenzo Saénz y Fernández Cortina, que sería después uno de los principales dirigentes nacionales del carlismo y jefe del llamado cruzadismo, y con otras importantes personalidades, como Ignacio Fernández de Henestrosa, conde de Rivadavia. Curiosamente éste último, siendo patrono la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda -cuyo Capellán Mayor era Don Fernando del Moral Almagro- fue quien sufragó la campana de mayor tamaño de su campanario, fundida en Torredonjimeno.


Lorenzo Sáenz y Fernández Cortina.
Lorenzo Sáenz y Fernández Cortina.

Lorenzo Sáenz en la década de 1890 formó parte de la directiva de la Junta Provincial de Jaén del carlismo. En 1889 había fundado un semanario local en Jaén, titulado El Norte Andaluz, que si bien no era abiertamente tradicionalista (el último título tradicionalista desapareció en Jaén en 1877, como consecuencia de la derrota en la Tercera Guerra), se presentaba como un periódico católico, subtitulado "periódico de intereses morales y materiales", y resultaba claramente cercano al carlismo. El cierre de El Norte se debió a maniobras del integrismo, que tenían como propósito facilitar el posterior lanzamiento del quincenal integrista local, El Pueblo Católico. Desde entonces, la hostilidad hacia los integristas marcaría la actividad de Lorenzo Sáenz durante el resto de su vida.

 

A principios y mediados de la década de 1890, Sáenz se convirtió en una figura importante en los círculos católicos laicos locales de Jaén. Se desempeñó como corresponsal de esta Diócesis y posteriormente como secretario de la Junta Diocesana, encargado, por ejemplo, de recaudar fondos para diversos proyectos. Como representante de Jaén, asistió al Congreso Católico en Zaragoza y continuó participando en otras actividades locales. En paralelo, Sáenz fue convirtiéndose también en un nombre de referencia en las estructuras carlistas provinciales. En 1895 pasó a formar parte por primera vez de la Junta Provincial de Jaén.

Aunque desde mediados de la década de 1890 Sáenz alternaba entre Jaén y Madrid, donde estableció su residencia principal, en 1896 lanzó otro proyecto editorial andaluz: el semanario El Libertador; esta vez con sede en Úbeda y en colaboración del presbítero D. Fernando del Moral Almagro, que como hemos dicho era jefe del carlismo local.


Claramente identificado como tradicionalista y con el subtítulo "Dios, Patria, Rey", El Libertador se publicaba los sábados. El semanario estaba dirigido principalmente por Fernando del Moral Almagro y, al igual que El Norte Andaluz, también era una publicación sencilla de cuatro páginas a cuatro columnas; el contenido era algo más diverso, con temas religiosos, noticias nacionales o locales y una columna cultural. El semanario defendía la ortodoxia católica, pero su postura intransigente en un momento dado generó algún choque con la jerarquía diocesana.  Victoriano Guisasola Menéndez, futuro primado de España y entonces obispo de Jaén, criticó duramente al periódico por la reedición de un artículo titulado "Obispos liberales, Obispos arrianos", dirigido contra supuestos jerarcas liberales.

No fue este el único incidente, pues la publicación de El Libertador le costaría a D. Fernando del Moral en diferentes ocasiones sufrir prisión atenuada en su domicilio.

En 1897, Lorenzo Sáenz fue elegido presidente honorario del círculo local de Jaén y en 1898 se desempeñó como presidente de otra organización local. El periódico se publicaría en Úbeda hasta julio de 1.899, fecha en que se trasladó a la capital de la provincia, Jaén, donde primero continuó como publicación quincenal y luego cerró en 1900.

 

El Libertador, periódico dirigido por D. Fernando del Moral Almagro.
El Libertador, periódico dirigido por D. Fernando del Moral Almagro.

Fiel a sus ideas carlistas, del Moral Almagro fundó el Círculo Tradicionalista Ubetense, cuyo salón de reuniones y actos era presidido por este cuadro. El retrato del rey fue la única pieza que se salvó de ser destruido durante el asalto a la sede del Círculo, llevado a cabo por las hordas revolucionarias al advenimiento de 2ª República, en abril de 1.931, al encontrarse fuera de su lugar habitual, concretamente en casa de D. Fernando. También se libró de verdadero milagro de los desmanes y saqueos llevados a cabo durante la Guerra Civil de 1936 a 1939.


Unos meses antes del Alzamiento de julio de 1936, después de haberlo dado todo por la causa, Don Fernando falleció en Úbeda el día 4 de abril de 1.936. Su funeral fue el último entierro eclesiástico que se celebró en la ciudad antes de los acontecimientos del comienzo de la Guerra Civil.

El cuadro permaneció entonces en el domicilio familiar de Úbeda, heredándolo su hermana Catalina, y después su sobrino-nieto Miguel Ángel Velasco Gómez, al que perteneció desde el fallecimiento de ésta. Miguel Ángel Velasco Gómez, nacido en Úbeda (Jaén) en 1.920, pertenecía a una familia en la que se mantenía la fidelidad a la causa carlista. Fue él quien en diciembre de 1.991 sometió al cuadro a un proceso de conservación, limpieza y nuevo enmarcado en Jaén, colocando en el marco una tablilla con el siguiente texto: “Alteza Real D. Carlos VII de Borbón Austria-Este. Príncipe de Borbón. Duque de Madrid. Layback (Austria) 30.III.1848 Varesse (Italia) 18.VII.1909. Autor: M. De la Portilla 1873. Prdad: Miguel Ángel Velasco Gómez. Úbeda 1957.

 

Tablilla puesta por Miguel Ángel Velasco en el marco del retrato de D. Carlos.
Tablilla puesta por Miguel Ángel Velasco en el marco del retrato de D. Carlos.

 El cuadro permaneció en manos de la familia de Miguel Ángel Velasco una generación más, hasta el fallecimiento de su hijo D. Miguel Ángel Velasco Gámez, el 7 de febrero de 2025, tras lo cual fue adquirido por el Museo Carlista de Madrid por deseo de sus herederos, Dª María del Mar Velasco Gámez, D. Juan y Dª Ángela Vilar Velasco.

La información referente a la peripecia del cuadro, mantenida por ellos y facilitada al museo, permite que un cuadro sea más que un cuadro, para convertirse en un valioso testimonio de la historia del carlismo jienense y sus hombres, en este caso de D. Fernando del Moral Almagro y de Miguel Ángel Velasco, ejemplos de esa lealtad inquebrantable a la Causa que caracterizó a tantas generaciones de carlistas.  

 
 
 

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MUSEO CARLISTA DE MADRID.-

Colección J. Urcelay

Reservados los derechos. Museo Carlista de Madrid.- Colección J. Urcelay

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