Carmen Gorbe Sánchez se ha abierto camino como una de las grandes mujeres pintoras de nuestro panorama artístico, singularizada por lo que se ha dado en llamar el "hiperrealismo poético" de su obra, caracterizada por la exquisita sensibilidad de su mirada femenina, la armonía y equilibrio en la composición, la elegancia de tonalidades y esa serena belleza y equilibrio que desprenden sus lienzos. El Museo Carlista de Madrid posee entre sus fondos sus destacados retratos al óleo de Carlos VII, el conde de Montemolín y la reina Doña Margarita, así como sus extraordinarios óleos "La cantinera y el carlista", "La muerte del corneta carlista" y subida a Montejurra", que constituyen ya, por derecho propio, algunas de las mejores pinturas carlistas del presente siglo.
Junto a sus trabajos al óleo, son quizás menos conocidos los dibujos al carboncillo, en los que la pintora da muestras de su facilidad para el dibujo a mano alzada.
Sus dibujos a lápiz son más escasos que sus pinturas, y guardan relación principalmente con la población burgalesa de Poza de la Sal, entre cuyos vecinos ocasionales se encuentra nuestra artista, así como con el Carlismo, a través de los encargos realizados por el Museo Carlista de Madrid.
Presentamos para los seguidores de la artista aragonesa algunas de sus obras al carboncillo:



Entre los fondos del Museo Carlista se encuentra un espléndido retrato del requeté jerezano Antonio Molle Lazo, que murió mártir al comienzo de la Guerra Civil

También hay entre los fondos del museo otros dibujos al carboncillo de figuras del Carlismo, si bien en este caso se trata sólo de rápidos bocetos realizados con miras a la ulterior realización de retratos al óleo, y por tanto no tienen la perfección y el acabado de los anteriores.



Desde este blog, queremos animar a la artista aragonesa a que continúe su labor con el uso del carboncillo, que aunque muchas veces se considere una especie de hermana pobre dentro de las técnicas pictóricas, sin el empaque de las obras al óleo o incluso a la acuarela o el pastel, aportan, sin embargo, un valioso complemento y una valiosa fuente de imágenes, como atestiguan tantos grabados que durante décadas constituyeron las únicas ilustraciones con las que contaban los viejos libros de historia del carlismo, que nos permitieron conocer a sus protagonistas y héroes.
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