El Carlismo se ha caracterizado siempre por la valiente defensa de la Religión frente al laicismo de las ideologías revolucionarias, desde el liberalismo decimonónico hasta su secuela el actual progresismo. No es, por tanto, sorprendente, que los católicos más consecuentes, seglares o religiosos, se sintieran atraídos a sus filas, ni que un número de ellos haya alcanzado los altares, sea a través de la vida consagrada o como mártires de la fe en algunas de las cruentas persecuciones religiosas que han tenido lugar en España en los dos pasados siglos, y especialmente en los años 30 del siglo XX. De esta forma, el Carlismo cuenta como timbre de honor con un plantel de intercesores en el Cielo -santos, beatos o venerables siervos de Dios-, sin parangón en ningún otro movimiento político o social.
El Museo Carlista de Madrid rinde homenaje a los santos, beatos y Siervos de Dios que hicieron suya la causa del Tradicionalismo, inaugurando en una de sus salas una nueva vitrina en la que se exponen recuerdos de hombres y mujeres que constituyen un modelo para cualquier cristiano, pero muy particularmente para cuantos militan en la Causa de Dios, Patria, Fueros y Rey. Con ello el Museo pretende recuperar la memoria de aquellos carlistas elevados a los altares o en proceso de beatificación, colaborando a la difusión de sus virtudes y fama de santidad, e implorando su mediación en favor de todos los que se afanan por el Reinado Social de Cristo en España, que fue el ideal que dio sentido a sus vidas.
Ofrecemos a continuación y sin ningún orden particular, una primera lista de estas personas, de toda procedencia y condición, religiosos o seglares, elevados por la Iglesia a los altares, o en proceso de beatificación, y que pública e inequívocamente formaron parte de la gran comunión tradicionalista, a pesar de que muchas de las informaciones sobre sus vidas, procedentes particularmente de ciertos ambientes eclesiásticos, ocultan deliberadamente su adhesión al Carlismo, relegando la verdad histórica para plegarse a los gustos dominantes.
Dejamos fuera por ahora de nuestra relación a otros muchos nombres cuyas simpatías por el Carlismo o Tradicionalismo pueden suponerse, si bien no consta que llegaran a contar abiertamente entre sus partidarios.
SANTOS, BEATOS Y SIERVOS DE DIOS CARLISTAS O TRADICIONALISTAS:
-Beata María Rafols Bruna, (Villafranca del Panadés, Barcelona, 1781—Zaragoza, 1853). Mística y religiosa cofundadora con el P. Juan Bonal de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana para la atención de los enfermos. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II en 1994.
Durante la guerra de la Independencia el papel de la Madre Rafols y las hermanas de su Congregación fue muy destacado. Tras el primer sitio de Zaragoza quedó destruido el gran edificio del Hospital de Nuestra Señora de Gracia y la Madre Rafols se ocupó de colocar a los 6.000 enfermos en diversos edificios y atenderles en medio de las epidemias de peste, intercediendo por los prisioneros y evitando la destrucción de objetos religiosos y artísticos.
En 1834, al inicio de la primera guerra Carlista, fue ingresada en la cárcel de Predicadores acusada de complicidad en una conspiración carlista contra la reina regente María Cristina de Borbón. Dos meses después fue puesta en libertad, y al año siguiente obtuvo sentencia eximiéndola de culpabilidad, pero fue desterrada a su pueblo natal. El destierro de 6 años lo pudo cambiar por Huesca. En 1841 fue autorizada a regresar a Zaragoza y volvió al Hospital destinada a la Inclusa.
Durante la II República tuvieron gran difusión los escritos proféticos de la Madre Rafols que el Corazón de Jesús le había revelado anunciándola que la Iglesia católica de España iba a sufrir persecución, incluida la supresión de la enseñanza religiosa y el incendio de conventos e iglesias.
-Santa Joaquina de Vedruna Vidal, (Barcelona, 1783 – Barcelona, 1854). Fundadora de la Congregación de las Carmelitas de la Caridad, canonizada en 1959 por Pío XII.
Contrajo matrimonio, a los 16 años, con Teodoro de Mas y Solá, procedente de Vich de un linaje de ideas realistas, que se distinguió en la guerra contra el ejército napoleónico, y a los 33 años enviudó. Junto con sus hijos, apoyó a los realistas que lucharon contra el Trienio Liberal. En represalia, los constitucionalistas se apoderan de su patrimonio familiar, y la familia se tuvo que exiliar en Prada hasta la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis. En 1826 creó la Congregación de las Hermanas Carmelitas de la Caridad. Durante la Primera Guerra Carlista sufrió persecución por parte de ciertos ambientes liberales siendo encarcelada por sus ideas carlistas, en cuyas filas luchaba su hijo José Joaquín. La comunidad de las Carmelitas de la Caridad fue disuelta y ella tuvo que exilarse a Francia sin recursos. Vivió en Perpiñán y tres años después volvió a España.
Tras su destierro en Francia entre 1839 y 1843 regresó a España y fundó veintidós comunidades a pesar de los desafíos provocados por la inestabilidad política y el compromiso político de su familia (su hijo mayor, José Joaquín de Mas y de Vedruna, que sería un destacado militar y empresario carlista, no pudo regresar del exilio en Perpiñán hasta 1849).
- Santa María Micaela del Santísimo Sacramento (Madrid, 1809-Valencia, 1865), en el siglo María de la Soledad Micaela Agustina Antonia Bibiana Desmaissières y López de Dicastillo, Vizcondesa de Jorbalán. Virgen, fundadora de las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, canonizada en 1934 por Pío XI.
Antes de hacerse religiosa, fue durante tres años novia de Francisco Javier Fernández de Henestrosa y Santisteban, primogénito de los marqueses de Villadarias, que fue compañero de infancia del pretendiente Carlos Luis de Borbón, conde de Montemolín, y estuvo toda su vida fuertemente comprometido con la causa carlista representada por Carlos VII.
-Beato Francisco Palau y Quer, (Aitona , Lérida 1811 - Tarragona, 1872). Fue sacerdote y fraile Carmelita descalzo español, beatificado en 1988.
En 1830 ingresó en el Carmelo. Durante la revolución de 1835, a consecuencia de la persecución religiosa, tuvo que abandonar el convento de Barcelona donde hacía el noviciado. Fue ordenado sacerdote en 1836. En 1837 fue acusado de desafección a las autoridades y le prohibieron confesar y predicar, por lo que se pasó al territorio dominado por los carlistas para poder predicar con libertad. En 1840, cuando Berga cae en manos de los liberales, el Padre Palau se exilió a Francia, donde vivió hasta el año 1846. Colaboró con varias publicaciones católicas y carlistas defendiendo siempre la libertad de la Iglesia para predicar su doctrina. Por toda esta actividad fue acusado de promover la huelga del año 1854 y desterrado a Ibiza desde 1854 hasta el año 1860.
Fundó una congregación mixta de Hermanos y Hermanas Carmelitas Terciarios en las Islas Baleares, que originó las congregaciones de Carmelitas Misioneras Teresianas y Carmelitas Misioneras. Predicó misiones populares y extendió la devoción de la Virgen María.
-San José Mañanet y Vives, (Tremp, Lérida, 1833 – Barcelona, 1901). Fue beatificado por San Juan Pablo II en 1984 y canonizado veinte años después por el mismo papa.
En 1859 fue ordenado sacerdote por el obispo carlista José Caixal, obispo de la Seu d´Urgell, del que se convertiría en secretario durante doce años. El obispo Caixal durante la Tercera Guerra Carlista fue Vicario General Castrense del Ejército Real y moriría más tarde en el destierro.
Dedicado a la enseñanza de los niños, en 1870 fundó en Tremp, su pueblo natal, el Instituto de Hijos de la Sagrada Familia y cuatro años después en Talarn la rama femenina del mismo instituto, las Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret y los Hijos de la Sagrada Familia, Jesús María y José. Promovió la construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, que inmortalizaría el genio de Antonio Gaudí.
-Beata Ana María Janer Anglarill, (Cervera, Lérida, 1800 - Talarn, Lérida, 1885). Religiosa fundadora de la Congregación de Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell. Fue beatificada en 2011 por Benedicto XVI.
A los dieciocho años entró en las Hermanas de la Caridad de Cervera, en el hospital de dicha ciudad, y, a los treinta años fue elegida superiora. Durante la Primera Guerra Carlista, en marzo de 1836 la Junta del Hospital, siguiendo órdenes revolucionarias, expulsó a las hermanas. Ana María pasó a dar clase en el Real Colegio de las Educandas. A raíz de la batalla de Gra, el 13 de junio de 1837, el rey carlista Carlos V, que conocía sus cualidades, le pidió que con sus hermanas se hicieran cargo de los hospitales de sangre de Solsona, Berga, la Boixadera y la Vall d’Ora. Su entrega y valentía sin límites, dio lugar a que don Carlos quisiera concederle una medalla, que ella rehusó por su voto de caridad.
Finalizada la contienda en Cataluña, el 4 de julio de 1840 se exilió a Francia. Permaneció unos cuatro años en Tolosa del Languedoc, cooperando con las Paulas que las acogieron en el Hospital de la Grave y dedicadas a pedir piedad a consolar a los exiliados españoles.
En 1844 volvió a Cervera y de nuevo fue superiora del hospital. En 1856, la Congregación del Sagrado Corazón y la Asociación de Hijas de María. En 1858, el obispo de Urgell, el carlista José Caixal y Estradé, le pidió que se hiciera cargo del Santo Hospital de la Seo de Urgel, dándole, con ello, oportunidad para fundar un instituto de hermanas de la caridad que pudiera abastecer las tierras pirenaicas y prepirenaicas de su obispado, de hospitales y escuelas. Su obra creció rápidamente extendiéndose por Barcelona, pero debido a la revolución de 1868, La Gloriosa, estuvo a punto de desaparecer. La misma madre Janer tuvo que salir, humillada, del hospital. Además, el obispo Caixal fue hecho prisionero a raíz de la Tercera Guerra Carlista, en 1874, y llevado al castillo de Santa Bárbara de Alicante, pasando finalmente al exilio en Roma, donde murió. Su sucesor apoyó también la obra de la madre Janer que experimentó un período de crecimiento, al que siguió un duro período de pruebas de todo orden. La madre Janer fue, en todo momento y hasta su muerte en 1885, ejemplo vivo de virtud y mantenedora del ánimo de sus hijas.
-San Ezequiel Moreno y Díaz O. A. R. (Alfaro, 1848-Monteagudo, Navarra, 1906). Sacerdote agustino recoleto español y Obispo de Pasto (Colombia). San Juan Pablo II lo proclamó santo en 1992, en el marco del V Centenario de la Evangelización de América.
Fue ordenado sacerdote en Manila (Filipinas) en 1871 convirtiéndose en un misionero reconocido. Sirvió como vicario Apostólico de Casanare y fue nombrado Obispo de Pinara (Colombia) en 1893 y después de Pasto (Colombia) en 1895, donde destacó por su generosa caridad. Fiel lector de El Siglo Futuro, periódico fundado por Cándido Nocedal, delegado de Don Carlos VII en España, mantuvo en su predicación y escritos una rotunda oposición al liberalismo, del que dejó escrito en su testamento: “Confieso, una vez más, que el liberalismo es pecado, enemigo fatal de la Iglesia y del reinado de Jesucristo y ruina de los pueblos y naciones [...]” (Testamento, 6 de octubre de 1905).
- Beato Manuel Domingo y Sol, (Tortosa, 1836–Tortosa, 1909)
Fue ordenado sacerdote el día 2 de junio de 1860 a la edad de 24 años.
Su primer destino fue a La Aldea (Tortosa), el 7 de marzo de 1862 y un año más tarde se hace cargo de la parroquia de Santiago de Tortosa. Durante los primeros 13 años de su sacerdocio, fue misionero diocesano, párroco, confesor de Religiosas y profesor del Instituto de Tortosa. Se dedicó, sobre todo, al apostolado con la juventud. Construyó de nueva planta un Centro para jóvenes, y fundó la primera revista juvenil católica de España, El Congregante.
Acreditado director de monjas, ayuda a fundar nuevos conventos y ante el sectarismo anticatólico de la “Gloriosa” se ocupó de la Juventud con la que peregrinó a Roma e integró en la Congregación de San Luis. Trató de fundar un Círculo de Obreros, colaboró con la prensa católica, impulsó un monumento al Sagrado Corazón, promovió con la Adoración Nocturna en íntima colaboración con Luis de Trelles…
En 1873 fundó la Casa de San José, para seminaristas pobres y en 1879 el Colegio de San José para vocaciones eclesiásticas.
Sus simpatías por el Carlismo eran claras, según acreditan sus biógrafos: “No hablaba en términos de confrontación de partidos políticos, aunque era evidente su carlismo y devoción monárquica, lógico entonces en un cura de bien”. (“Manuel Domingo y Sol: Un hombre de corazón”, por Julio García Velasco, Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, Salamanca, 2008).
En 1883 fundó la Hermandad de Sacerdotes Operarios que se dedicaría a la formación de futuros sacerdotes y que pronto se expandió por distintas diócesis de España.
En 1892 creó el Pontificio Colegio Español de Roma, que tuvo gran influencia en la renovación de los seminarios y del clero español.
Manuel Domingo y Sol murió el 25 de enero de 1909, dejando a los 75 operarios que componían la Hermandad 10 colegios de vocaciones, 17 seminarios, 2 templos de reparación y el Colegio Español de Roma.
-Beato Mariano Mullerat Soldevila, (Santa Coloma de Queralt, Tarragona, 1897 - Arbeca, Lérida; 1936). Médico y alcalde español, asesinado durante la Guerra civil. Proclamado beato por el papa Francisco en 2019.
En su juventud militó en el carlismo y durante su etapa de estudiante presidió la Sección de Medicina de la Agrupación Escolar Tradicionalista de Barcelona, tomando parte en una serie de actos públicos. Contestó con firmeza al Dr. Fuset cuando éste, en plena cátedra, negó la virginidad de la Inmaculada, resultando herido en la pelea que se produjo a continuación entre los estudiantes que tomaron partido a favor y en contra.
Tras sus estudios ejerció la medicina en la localidad de Arbeca, donde también fue alcalde. durante siete años, haciendo cambiar la fisonomía moral y material del pueblo y entronizando el Sagrado Corazón de Jesús en el Ayuntamiento.
Estallada guerra civil, y al circular por la villa la noticia de que el primer hombre de derechas que sería asesinado sería él, manifestó varias veces a sus familiares que él estaba dispuesto a sufrir todo por la religión, perdonaba a sus futuros asesinos y añoraba la suerte de morir gritando «¡Viva Cristo Rey!». Desde aquel día, antes de salir de su domicilio, rezaba la oración para la buena muerte.
El 13 de agosto de 1936, fue apresado por los miembros del comité popular y conducido en un camión junto con otros cinco arbequinenses, hacia el martirio. Sin formación de causa ni proceso en el kilómetro 3 de la carretera de Borges Blanques fue asesinado junto con sus compañeros. El grupo de asesinos lo formaban unas setenta personas, y como alguna de las víctimas aún no había fallecido los rociaron a todos con gasolina, siendo quemados sus cuerpos. Antes de bajar del camión exhortó nuevamente a sus compañeros a rezar el Acto de Contrición y a perdonar a sus verdugos.
- Siervo de Dios Luis de Trelles y Noguerol, (Vivero, Lugo, 1819 - Zamora, 1891). Jurista, político y periodista, fundador de la Adoración Nocturna Española y defensor del Carlismo. Declarado Venerable por el Papa Francisco en enero de 2015.
Cursó la carrera de Leyes en la Universidad de Santiago de Compostela y empezó a ejercer como abogado, llegando a ser nombrado Auditor de Guerra de la Capitanía General de Galicia; y ocupando puestos importantes en el campo de la Audiencia y en Tribunales de Oposiciones. A partir de 1852, trasladó su residencia a Madrid y comienza su actividad política en el partido moderado, por el que fue elegido diputado en 1852, cofundando también el periódico liberal El Oriente.
Tras sufrir una gran decepción de la política, se retiró al ejercicio de su actividad profesional, hasta que la persecución y hostigamiento contra la Iglesia Católica que siguieron a la revolución de septiembre de 1868 le llevaron a reiniciar su actividad en la vida pública abrazando la causa carlista, que mantendría ya durante el resto de su vida por ver en ella la mejor defensa de la Religión.
Formó parte de la Junta de la Comunión Católico-Monárquica, ocupándose de la defensa de los diputados carlistas procesados. Asistió a la reunión de próceres carlistas celebrada en Vevey que proclamó el derecho al Trono de Carlos VII, manifestándose contrario a la lucha armada, a la guerra.
En 1871 fue elegido Diputado carlista denunciando desde su escaño la persecución religiosa del clero católico que azuzaba el gobierno revolucionario.
Durante la III Guerra Carlista creó una comisión para el canje de prisioneros. En su labor como Comisario General de Canjes (1873-1876), consiguió librar, de la muerte o del cautiverio, a más de 20.000 prisioneros. A él se debe el Convenio de Canjes de 1875, y la defensa jurídica de miles de presos y desterrados carlistas.
En 1877 fundó la Adoración Nocturna Española y hasta su muerte en 1891, se dedicó a promover y organizar nuevas secciones y turnos de la Adoración Nocturna, consiguiendo su difusión por toda España. No era raro que las directivas locales de la Adoración Nocturna coincidieran con las Juntas locales de la Comunión Tradicionalista, lo que le granjeó la inquina de los gobiernos liberales.
Su obra principal, la Adoración Nocturna Española, estuvo estrechamente relacionada con el Carlismo, hasta el punto de que las directivas locales de la Adoración Nocturna a menudo casi coincidían con las juntas locales de la Comunión Tradicionalista, lo que le granjeó la persecución de los gobiernos liberales.
-Venerable P. Francisco de Paula Tarín Arnau S.J. (Godelleta, Valencia,1847-Sevilla, 1910). Nació en una familia de acomodados labradores, noveno de diez hermanos. Estudió el bachillerato en los Escolapios y en 1866 se matriculó en Derecho y Filosofía y Letras. De salud siempre precaria, cuando se restableció de una hemorragia pulmonar, decidió alistarse en las filas carlistas durante la Tercera Guerra, aunque no fue admitido por su mala salud (Cfr. Melchor Ferrer: Historia del Tradicionalismo español. Ediciones Trajano, 1941. Vol 29, pág 340).
En 1873 ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús que estaba en Poyanne, Francia, tras la expulsión de los jesuitas en la Revolución del 68. Ya sacerdote, estuvo destinado dos años al Colegio de El Puerto de Santa María, donde se hirió la pierna enferma (tenía una llaga que no cicatrizaba).
Desde 1885 hasta el año de su muerte 1910, durante 25 años, el padre Tarín recorrió infatigable España como misionero, pese a su poca salud. Apodado «Perpetuo Trajín» por su incesante actividad, dedicó su vida a predicar la palabra de Dios en las misiones populares, recorriendo casi 200.000 kilómetros, por toda España, sobre todo Andalucía y Extremadura. Acompañado siempre de fama de santidad por su obediencia, pobreza y humildad, luchó mucho en sus misiones porque la gente no siguiera las enseñanzas de los protestantes, los anticlericales o los masones.
Según cuenta su biógrafo el P. Risco, durante una misión popular en el pueblo de Orgaz, organizó un acto cívico religioso que dio lugar a que el Ayuntamiento constitucional prohibiera la manifestación prevista, para la que en la iglesia parroquial y bajo la dirección del P. Tarín y otro jesuita, se había ensayado un canto considerado un himno carlista.
Durante sus seis años como superior de la residencia del Sagrado Corazón de Sevilla, fomentó diversas asociaciones, entre otras el Apostolado de la Oración. En Sevilla fundó la Real Hermandad de Maestros de Primera Enseñanza de San Casiano para oponer maestros católicos a la enseñanza pública laica. Se cuentan muchos prodigios que le sucedieron.
Contemporáneo del Beato Marcelo Spinola y (Sor) Santa Angela de la Cruz. Tarín ayudó y apoyó económicamente a la fundación del entonces periódico católico "El Correo de Andalucía", fundado por Spinola
En 1909 su salud se resintió irreversiblemente. El 21 de noviembre de 1910 llegó de San Fernando casi arrastrándose y el 12 de diciembre día de la Virgen de Guadalupe, una advocación muy querida por él, falleció el padre Tarín. Sus restos reposan en la Iglesia del Sagrado Corazón en Sevilla, donde su tumba es desde entonces es objeto de veneración diaria , desde hace más de cien años.
En 1987 fue declarado Venerable por San Juan Pablo II por practicar todas las virtudes en grado heroico, está a la espera de que se apruebe un milagro atribuido a su intercesión para ser declarado beato.
-Siervo de Dios Marcelino Oreja Elósegui, (Ibarranguelua, 1891-Mondragón, 1934). Fue Ingeniero de Caminos y abogado, empresario y diputado de la Comunión Tradicionalista en las Cortes de la II República.
Hijo del doctor Basilio Oreja Echániz, su hermano mayor, Benigno, de ideas carlistas, fue un prestigioso urólogo, que se establecería en San Sebastián, y que, por disfrutar de una desahogada situación económica, ayudaría a su hermano -dieciséis años más pequeño- a abrirse camino en la vida. Otro hermano, Ricardo, era un destacado político tradicionalista, elegido diputado a Cortes por el distrito de Tolosa en 1920 y 1923. Pertenecía al cuerpo de abogados del Estado y se distinguía por su cultura y religiosidad. Fue candidato por el Frente Contrarrevolucionario en las elecciones del 16 de febrero de 1936 en Guipúzcoa.
Marcelino estudió en la Escuela de Ingenieros de Caminos, en Madrid, en la que terminó la carrera en 1920, licenciándose, además, en Derecho. Militó en el jaimismo, pero en 1919, y al igual que sus hermanos mayores, se adhirió a la escisión de Vázquez de Mella, que fue amigo personal. En 1920 se hizo numerario de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNdP), y ese mismo año fue secretario de la Confederación de Estudiantes Católicos. En 1924 formó parte de la ejecutiva de la Juventud Católica Española.
Al terminar los estudios, por iniciativa de Ángel Herrera Oria, marchó a estudiar en la Universidad de Columbia y a conocer la organización administrativa de los grandes diarios de Boston, Nueva York y otros lugares. Cuando regreso al cabo de dos años, Herrera le nombró gerente de El Debate.
Contrajo matrimonio con Purificación Aguirre Isasi, hija de Toribio Aguirre Ibarzabal, que había sido teniente en las filas de Don Carlos durante la última carlistada.
A finales de los años veinte, Marcelino Oreja Elósegui se vio obligado por razones familiares a dejar Madrid, instalándose en casa de su familia política en Mondragón.
En 1927 empezó a ejercer de ingeniero como gerente en Vidrieras Españolas, y un año después creó su propia empresa constructora, Agromán. Al año siguiente se incorporó como secretario al Consejo de Obrascón, consorcio constructor co-presidido por el político carlista bilbaíno José Joaquín de Ampuero.
A comienzo de los años 30, Marcelino sucedió a su suegro como director gerente de Unión Cerrajera, a la que convirtió en una de las principales empresas vascas.
Al advenimiento de la Segunda República, en las elecciones generales de 1931 fue elegido diputado por Vizcaya, integrándose en la Minoría vasco-navarra. En las elecciones de noviembre de 1933, ya integrado desde el año anterior en la Comunión Tradicionalista, volvió a salir elegido. Su labor de diputado la compatibilizó con la jefatura del requeté de Vizcaya y la participación como orador en abundantes mítines organizados por la Comunión Tradicionalista.
La huelga revolucionaria de octubre de 1934 le sorprendió en casa de su suegro en Mondragón. Los revolucionarios encomendaron a un tal Trincado acompañado de otros la misión de ir a detener a Marcelino Oreja Elósegui, armados con escopetas y pistolas. Oreja salió encañonado y con los brazos en alto siendo conducido a la Casa del Pueblo.
El aviso de que llegaban al pueblo tres camiones con soldados procedentes de Vitoria alertó a los revolucionarios. Sacaron a Oreja y otros dos retenidos por la trasera de la Casa del Pueblo, hacia las huertas y allí les dispararon causándoles la muerte.
Seis jóvenes requetés recogieron el cuerpo ensangrentado de Oreja Elósegui y lo llevaron a su casa, donde lo recibió su esposa.
El escritor Josep Pla le describió como “patrono modelo” y empresario “saturado de sentido humano”. Para el escritor catalán, era un político “enamorado de la doctrina social católica y, a la vez, del particularismo de su país”. Su proceso de beatificación ha sido iniciado en su fase diocesana.
Muchos de los beatos y venerables Siervos de Dios beatificados en los últimos dos decenios fueron seglares y militantes con responsabilidades en el Carlismo durante los años de la II República. Ofrecemos de ellos una breve reseña biográfica. En el caso de los mártires valencianos procede del libro “Mártires carlistas del Reino de Valencia” de Luís Pérez Domingo, que esperamos sirva de modelo para otros que puedan escribirse referidos a otras regiones en las que arreció igualmente la persecución religiosa durante la República y la Guerra Civil. Muchos de ellos fueron elevados a los altares en 2001 por Juan Pablo II en la beatificación de 232 mártires de la persecución religiosa española de los años 30.
-Beata Amalia Abad Casasempere, (Alcoy, 1897-Alcoy, 1936). En 1932 era presidenta de la Sección Política de la Junta de las «Margaritas» (mujeres carlistas) y presidenta de la Sección Electoral. Se ocupó de la formación de las jóvenes margaritas, y organizó ejercicios y retiros espirituales. Pertenecía también a la Acción Católica y otras organizaciones religiosas.
Estallada la guerra civil española, llegó a esconder a dos religiosas en su casa, durante el período de persecución Fue detenida el 21 de septiembre de 1936, siendo encarcelada en el antiguo colegio de las Esclavas. Allí se la vejó y maltrató física y moralmente. Fue asesinada el 29 de septiembre en una cuneta de la carretera de Benillup a Almudaina y abandonado su cadáver. Tenía 39 años.
-Beato Rafael Alonso Gutiérrez, (Onteniente, Valencia, 1890 – Agullent, Valencia, 1936. Administrador de Correos y militante carlista de Onteniente.
Fue detenido el 4 de agosto de 1936 y encerrado en la parroquia de San Francisco. Fue entregado al comité de Aleyo que lo sometió a crueles torturas e incluso fue enterrado vivo. De Aleyo fue devuelto a los de Onteniente en un estado lamentable. La noche del 11 de agosto fue conducido a Agullent donde fue martirizado junto a los también carlistas Carlos Díaz y José Mª García Marcos, perdonando y gritando “Viva Cristo Rey”. Quedó malherido y aún pudo hablar con sus familiares a los que pidió que perdonaran a sus verdugos, a los que no quiso delatar. Tenía 46 años.
-Beato Marino Blanes Giner, (Alcoy 1888 – Alcoy, 1936). Padre de cinco hijos. Militante carlista, pertenecía también a la Adoración Nocturna. En 1917 fundó el Centro Instructivo Católico.
Durante la República evitó el incendio a la parroquia de San Mauro y San Francisco. Fue detenido el 21 de julio y asesinado la noche del 7 al 8 de septiembre, tras un penoso cautiverio. Se desconoce el lugar exacto de su martirio. Tenía 48 años.
-Beata Florencia Caerols Martínez, (Caudete, Albacete, 1890- Rotglá de Corbera, Játiva, 1936). Obrera textil, ocupó la presidencia del Sindicato Católico Femenino.
Era celadora de la Junta de Margaritas de Caudete. Fue detenida el 23 de septiembre de 1936. Durante cinco días permaneció presa en el convento de las Esclavas de su pueblo, pasando después a la cárcel del Partido Judicial. Fue asesinada el 2 de octubre en Rotglá y Corbera. Murió perdonando a sus verdugos. Tenía 46 años.
-Beato José María Corbín Ferrer, (Valencia, 1914 - Santander, 1936). Químico, afiliado a la Comunión Tradicionalista y miembro de la Acción Católica.
Asistía a un curso de verano de la Universidad de Santander. Fue detenido el 28 de agosto de 1936, siendo encerrado durante quince días en la checa instalada en el ayuntamiento de Santander. De allí pasó al buque-prisión “Alfonso Pérez”. Fue asesinado en la gran matanza del 27 de diciembre, junto a 166 víctimas más. Murió gritando “¡Viva Cristo Rey!”. Tenía 22 años.
-Beato Carlos Díaz Gandía, (Onteniente, 1907- Agullent, 1936)Cestero. Fue delegado comarcal de las Juventudes Tradicionalistas y presidente de la Acción Católica de su localidad.
Tenía una hija de ocho meses cuando fue asesinado. Fue detenido el 4 de agosto, siendo encerrado en la iglesia de San Francisco. El 7 fue conducido a Aleyo, donde fue torturado junto a Rafael Alonso. De vuelta a Onteniente, fue apaleado con extrema crueldad. La noche del 11 de agosto fue trasladado a Agullent donde fue martirizado en compañía de Rafael Alonso y José Mª García, muriendo con el grito de “¡Viva Cristo Rey!” en los labios. Tenía 28 años.
-Beato Salvador Damián Enguix Garés, (Alcira, Valencia), 1862 – Alcira, 1936).Veterinario. Se le obligó a dimitir de su cargo como veterinario municipal al proclamarse la República. Fue presidente local de la Comunión Tradicionalista y de la Adoración Nocturna de Alzira, de la que era fundador.
Fue detenido el 6 de agosto y puesto en libertad a las pocas horas. A finales de octubre fue detenido de nuevo y encerrado en el Colegio de las Escuelas Pías. De allí lo llevaron al cementerio donde fue fusilado. Quedó malherido y pudo llegar a una casa cercana que era de su propiedad, allí lo encontraron al día siguiente, siendo rematado. Tenía 74 años.
-Beata Carmen García Moyón, (Nantes, 1888-Torrente, 1937). Soltera, ama de casa. Hija de un combatiente carlista de la Tercera Guerra, exiliado en Nantes. La familia regresó a España a principios del siglo XX, instalándose en Segorbe. Pasó por el noviciado de las Terciaras Capuchinas de Altura, pero no renovó sus votos. Más tarde pasó a vivir a Manises y después en Torrente. Aquí fue celadora de las Margaritas. También pertenecía a diferentes asociaciones religiosas.
En el atardecer del 30 de enero de 1937 fue detenida en su domicilio y llevada al camino de Morredondo, en Torrente, donde sus asesinos trataron de violarla sin conseguirlo. Fue rociada con gasolina y quemada viva. Tenía 48 años.
-Beato Carlos López Vidal, (Gandía, 1894- Gandía, 1936) Sacristán. Era el presidente del Ateneo Católico-Tradicionalista de Gandía en 1933 y delegado de la Juventud Tradicionalista en 1934. Se ofreció al Corazón de Jesús como víctima por la salvación de España.
Fue martirizado el 6 de agosto de 1936 en la Pedrera de Gandía; sus últimas palabras fueron: "¡Viva Cristo Rey!". Su cadáver fue rociado de gasolina y le prendieron fuego, pero no ardió del todo; actualmente está enterrado en el Panteón de los Mártires del cementerio de Gandía. Fue asesinado el 6 de agosto de 1936 en Gandía, en el paraje conocido como La Pedrera. Su cuerpo fue abandonado y quemado tres días después. Tenía 41 años.
-Beato Pablo Meléndez Gonzalo, (Valencia, 1876- Valencia, 1936). Abogado y periodista. Padre de 10 hijos. Fue presidente de la Juventud Católica, de la Junta Diocesana de Acción Católica y de las Asociación de Padres de Familia. Asesor personal de los arzobispos de Valencia. Director de la Voz de Valencia.Fue jefe regional integrista, integrándose en la Comunión Tradicionalista al proclamarse la República. En 1934 pasó a formar parte del consejo regional de la Comunión Tradicionalista. Colaboraba con el semanario El Tradicionalista.
Fue detenido el 25 de octubre de 1936 y encerrados en la Cárcel Modelo. Ambos fueron sacados la noche del 24 de diciembre y asesinados en las proximidades de Castellar. Tenía 60 años.
-Beata Josefina Moscardó Montalvá, (Alcira, 1880- Alcira, 1936). Ama de casa, soltera.
Afiliada a las Margaritas, hermana del tesorero provincial de la Comunión Tradicionalista, también asesinado en octubre de 1936. Miembro activo de la Acción Católica y otras asociaciones, destacaba por su caridad y virtudes. Llegada la revolución, al ir a detener a su hermana Antonia, ella se dio a conocer y por ello fue arrestada. En la cárcel consoló y animó a los demás presos, insistiendo en que morir por Cristo era una gran gloria. Murió fusilada en Alzira gritando vivas a Cristo Rey el 22 de septiembre de 1936. Tenía 56 años.
-Beato Fructuoso Pérez Márquez, (Almería, 1884-La Garrofa, 1936).
Cursó estudios en el Seminario de Almería, viajó a América junto a su tío, el canónigo Andrés Márquez, y, a su regreso a Almería, trabajó como periodista, editor y director del periódico integrista y luego carlista La Independencia. Fue terciario dominico.
El 28 de julio de 1936, tras el comienzo de la Guerra civil, fue detenido y encarcelado por el Comité Central Antifascista y llevado al barco Segarra. Unas semanas después, la noche del 14 al 15 de agosto de 1936, fue fusilado en la playa de La Garrofa junto a los colaboradores y redactores de su periódico. Antes de la ejecución, Fructuoso estuvo animando a todos con gran fe, y murieron gritando ‘¡Viva Cristo Rey!’. Sus cadáveres fueron arrojados al mar.
14 El 18 de julio de 2022 fue beatificado por el papa Francisco, junto con veintiséis religiosos dominicos mártires de la Guerra Civil.
-Beato José Mª Peris Polo, (Cinctorres, Castellón 1889-Almassora, Castellón, 1936)
En 1912 ingresó en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, siendo ordenado sacerdote en junio de 1914. Ejerció en el Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de Tortosa durante catorce años, y después como rector de los seminarios de Córdoba y Barcelona, en este último desde 1933 a 1936.
Al comenzar la guerra marchó a su pueblo, refugiándose en casa de su hermano Daniel, presidente local de la Comunión Tradicionalista. El 13 de agosto se presentaron unos milicianos para detenerlos. Daniel consiguió huir, pero no así José María, que fue apresado y conducido a Almassora (Castellón). El día antes de ser ejecutado, en la prisión donde estaba retenido, le dijo a su sobrina: "Me mataran, me mataran, pero no sufras. Es verdaderamente un gran placer morir por la fe". En las tapias del cementerio de dicha población fue asesinado la madrugada del día de la Asunción de 1936, a los 46 años de edad.Fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 1 de octubre de 1995.
-Beato Josep Samsó (Castellbisbal, 1887- Mataró, 1936).
Cursó la carrera sacerdotal en el Seminario Conciliar de Barcelona y fue ordenado sacerdote en 1910, siendo nombrado Coadjutor de la parroquia de San Julián de Argentona. Allí permaneció durante 7 años. En 1917 fue nombrado párroco de Sant Joan de Mediona. A la muerte del párroco de Santa María de Mataró, José Samsó quedó nombrado Ecónomo-Arcipreste de la ciudad de Mataró y titular de dicha parroquia, destacando por sus virtudes como modelo de sacerdote.
El párroco José Samso, a título meramente personal era socios afiliado a la Comunión Tradicionalista de Mataró, tal como atestiguó a su antiguo directivo y después párroco de Barcelona D. Antonio Llensa Borrás, según relata Salvador Nonell i Bru. Un dato minuciosamente ocultado por el arzobispado de Barcelona en las reseñas biográficas que se hicieron en los días de su beatificación.
En la revolución de octubre de 1934, un grupo de hombres armados entró en la rectoría de Santa María, amenazando al párroco y a la gente que estaba con él, les obligaron a ir a la nave central y apilar sillas, y le ordenaron al párroco que las prendiera. Samsó se negó, a pesar de las amenazas. Aquellos hombres incendiaron un altar y algunos utensilios. Cuando pudieron llegar algunos feligreses el fuego se pudo apagar. El párroco perdonó a aquellos hombres y no quiso revelar su identidad cuando fue invitado a hacerlo por la autoridad judicial.
Desde ese día, D. José Samsó manifestó varias veces que se acercaba una persecución de sangre. Al iniciarse la Guerra Civil, se refugió en casa de unos feligreses, hasta que, en la madrugada del 28 de julio de 1936 fue detenido y encarcelado por su condición de sacerdote. Después de un mes de cautiverio en la prisión de Mataró, se puso precio a su vida, y atado de manos fue conducido hacia el cementerio de Mataró, donde fue asesinado el 1 de septiembre de 1936. Murió perdonando a sus ejecutores.
Beatificado por Benedicto XVI el 23 de enero de 2010.
-Beato José Gafo Muñiz, (Tiós, Asturias, 1881 – Madrid, 1936)
Ingresó en la Orden de Predicadores en 1896 y profesó el 5 de noviembre de 1897.
Su primer destino fue en Vergara (Guipúzcoa), trasladándose después a Madrid a Santo Domingo el Real. Fue uno de los redactores de la revista Ciencia Tomista, cuyos Boletines de Cuestiones Sociales desde una concepción que él mismo calificó como “tradicionalismo social”.
Atraído por la política, se vinculó al maurismo y al grupo de democracia cristiana en sus primeros pasos. Impulsó la unión con el Sindicato Libre de Cataluña, organización vinculada al carlismo catalán. Apoyó la dictadura del general Primo de Rivera, que le hizo miembro del Consejo de Corporaciones. Durante la República, el padre Gafo fue diputado por Navarra, en una lista electoral tradicionalista en representación de los sindicatos católicos. En 1932, fue encarcelado en el penal de Ocaña —donde realizó labor apostólica a favor de los presos— tras el fracasado intento de golpe de estado del general Sanjurjo. En diciembre de 1934 firmó el manifiesto del Bloque Nacional, inspirado por José Calvo Sotelo y se manifestó partidario de la acción extraparlamentaria, puesta en marcha por el Tradicionalismo. En 1936, decidió retirarse de la política, decepcionado por completo de la derecha, que en su parecer entonces ya no tenía enmienda.
Siendo superior del convento de Santo Domingo el Real de Madrid por ausencia del prior, fue detenido por la brigada Amanecer, de García Atadell, el 11 de agosto de 1936 y encarcelado en la prisión Modelo de Madrid. El día 4 de noviembre fue asesinado al salir de la cárcel.
El 28 de octubre de 2007 fue beatificado por el papa Benedicto XVI junto a otros cuatrocientos noventa y siete mártires españoles muertos en los años 1934, 1936 y 1937.
Además de los santos y beatos relacionados hasta aquí, deben añadirse otra serie de Siervos de Dios, cuya causa de beatificación está en proceso.
-Siervo de Dios Guillermo Magro Espinosa (Crevillente, 1897-Benalúa, 1936).
Estudio Ingeniería Industrial en Madrid y ejerció su profesión en Madrid y Crevillente (Alicante). Contrajo matrimonio en 1924 con María Teresa Lucas Mas y tuvo seis hijos. Organizó una Cooperativa y construyó la fábrica de calzados “San Cayetano”, donde puso en práctica los principios de ls Doctrina Social Cristiana. Se afilió a la Comunión Tradicionalista y creó el Centro Instructivo Tradicionalista de Crevillente, en cuya sede instaló una escuela primaria para niños.
En la festividad del Corpus Cristi de 1932 fue encarcelado durante unas horas por poner una pancarta en el balcón de su casa con la aclamación ¡Viva Cristo Rey!
El 20 de julio de 1936 fue detenido en su casa de Santa Pola y encarcelado y torturado en distintas cárceles. Sus compañeros de prisión le llamaban “el santo”. Un Tribunal Popular en Alicante le acusó de rebelión contra el Estado y condenó a muerte el 26 de septiembre de 1936, siendo ejecutado dos días después en el cuartel de Benalúa, muriendo con un ¡Viva Cristo Rey! En los labios.
-Siervo de Dios Jesús Requejo San Román, (Castro de Sanabria, Zamora, 1880- Los Yébenes, Toledo, 1936)
Pasó sus primeros años en su pueblo natal y luego ingresó en el seminario, que abandonó antes de ordenarse para hacerse abogado en la Universidad de Valladolid, y Doctor en la de Salamanca.
El 5 de julio de 1906 se casó con Antonia San Román San Román en Puebla de Sanabria (Zamora). El 19 de abril de 1907 nacería su único hijo, Antonio Requejo San Román, que sería asesinado junto a su padre.
Registrador de la Propiedad, tomó posesión del Registro de Madridejos en 1924, arraigando profundamente en esta población, a la que prestó grandes servicios. Su mayor preocupación fue la solución de los problemas sociales a la luz del Evangelio y de las encíclicas de los Papas, asuntos sobre los que publicó diversos escritos.
Militante del Tradicionalismo, en las elecciones generales de febrero de 1936 fue elegido Diputado en las Cortes por la Comunión Tradicionalista, defendiendo desde su escaño a la Iglesia y los derechos de conciencia.
A finales del mes de julio de 1936 fue encarcelado junto a su hijo Antonio; su condición de diputado que le debía proporcionar inmunidad parlamentaria no le sirvió de nada. Sus enfrentamientos por defender a la Iglesia frente a Dolores Ibárruri, la famosa Pasionaria, le señalaban como víctima escogida. Padre e hijo fueron llevados al antiguo convento de los franciscanos, conocido en el pueblo como San Francisco. El 17 de agosto ambos, junto a otros vecinos de Madridejos (Toledo), fueron fusilados en El Congosto, junto al río Algodor, en el término de Los Yébenes (Toledo). Todos los testigos aseguran que el Siervo de Dios Jesús Requejo San Román murió gritando ¡Viva Cristo Rey!
-Siervo de Dios Antonio Requejo San Román, (Puebla de Sanabria, Zamora, 1907- Los Yébenes, 1936).
Hijo único del abogado don Jesús Requejo San Román y Doña Antonia San Román San Román, vecinos de Puebla de Sanabria (Zamora).
Su padre se instaló en Madridejos con plaza de Registrador de la Propiedad en 1924. Para entonces Antonio ya ha cumplido 17 años. Estudió Derecho en Madrid y perteneció a la Congregación de Nuestra Señora del Buen Consejo y san Luis Gonzaga, llamada familiarmente de “Los Luises”, dependiente de la Compañía de Jesús y que tenía su sede en la calle Zorrilla.
El 11 de mayo de 1931 Madrid vive uno de los capítulos de la conocida quema de conventos por las turbas marxistas, en la que ardieron el convento de los PP. Jesuitas en la calle de la Flor y el Instituto Católico de Artes e Industrias (ICAI) de la calle de Areneros entre otros conventos y templos.
La Residencia de los Padres de la Calle Zorrilla fue incautada el 6 de febrero de 1932 por las autoridades republicanas. De modo que, al ser expulsados los jesuitas de la Residencia de Zorrilla y también los congregantes de sus locales, por otro decreto especial, los congregantes tuvieron que adaptarse a una vida de clandestinidad, marcada por una pobreza de medios, en la que se siguió trabajando a pleno ritmo.
En el primer semestre de 1936, ya Licenciado en Derecho, el joven abogado Antonio Requejo se encuentra preparando las oposiciones a notario. A finales de julio de 1936, el diputado tradicionalista Jesús Requejo fue encarcelado junto a su hijo Antonio, que había ido a Madridejos para pasar el verano. La cárcel estaba instalada en el antiguo convento de los franciscanos, conocido en el pueblo como San Francisco. El 17 de agosto fue sacado de la prisión junto con otros once compañeros para ser fusilados en El Congosto, junto al río Algodor, en el término de Los Yébenes (Toledo). En aquel lugar cayeron un centenar de personas entre sacerdotes, religiosos y laicos. Fue enterrado en el cementerio de Los Yébenes y posteriormente sus restos fueron trasladados a la iglesia de Madridejos donde reposan.
-Siervo de Dios José García-Verdugo Menoyo, (Sevilla, 1895- Madrid, 1936).
Pasó los primeros años de su vida en Talavera y después en Salamanca, Burgos, y Zaragoza donde estudió la Carrera de Derecho. Años después, fija su residencia en Talavera y en unión de su hermano fundó la sección local de la Adoración Nocturna.
En su juventud organizó también la Juventud Católica, de la cual fue el primer presidente. Perteneció además a la Hermandad de Nuestra Señora del Prado, a la cofradía del Santo Sepulcro, Padres de Familia, Acción Católica, presidente de la Junta Interparroquial de Culto y Clero y a las Conferencias de San Vicente. Toda su vida tuvo una preocupación constante: la educación de la juventud como profesor del Círculo de Estudios.
Contrajo matrimonio con María del Pilar Fernández-Sanguino de cuya unión nacieron cinco hijos. De profesión Procurador de Tribunales y de estado, abrió en Talavera un bufete de Procurador, y colaboró en el periódico católico "El Castellano".
En el terreno político, se consideró siempre tradicionalista. Durante la Dictadura de Primo de Rivera perteneció al Ayuntamiento de Talavera. En el Ayuntamiento republicano de Talavera siempre afirmó su calidad de concejal católico y monárquico, haciendo campaña en contra de la moción de expulsión del cardenal Segura y de los jesuitas, así como contra la Ley de Comunidades religiosas.
Ante la persecución que la Religión sufría desde el advenimiento de la República, redobló sus afanes organizando numerosas actividades. Dos veces le detuvieron en Talavera demostrando gran serenidad. Cuando marchó a Madrid, al despedirse de su familia, alguien le dijo: - "Ten valor y piensa en tu alma". A lo que él contestó: - "No temas por mi alma, estoy preparado y nada ni nadie me hará renegar de lo que llevo muy dentro".
Un día de octubre del 1936 seis individuos fueron a buscarle, perdiéndose su paradero. Tiempo después se supo que el 20 de octubre había sido ejecutado en la Ciudad Universitaria. Los asesinos se ensañaron con el cadáver y le desfiguraron su rostro destrozándolo con una piedra para que no pudiera ser reconocido.
-Siervo de Dios Trinidad Barrilero y Barrilero, (Alcázar de San Juan, 1883-Carrión de Calatrava, 1936)
Hijo de Rafael Barrilero Paniagua, jornalero de profesión y de Rafaela Barrilero Huertas, naturales de Alcázar de San Juan. Contrajo nupcias con Adriana Jiménez Morollón, de cuyo matrimonio dejaba cuatro hijos. Fue un padre de familia de condición humilde y "tonelero" de profesión y apodado el "chicharrillo"; pero especialmente religioso, vinculado a la Adoración Nocturna y Acción Católica, y afiliado a la Comunión Tradicionalista.
Al estallar la guerra civil y ante el peligro inminente que corría permaneció escondido en un pajar hasta que fue sorprendido y juzgado primero en Alcázar de San Juan como “Altamente fanático en la tendencia religiosa…”.
El 1 de octubre de 1936 declaró ante el Comité de Defensa (Gobernación), reconociendo su condición de católico. Posteriormente es juzgado en Ciudad Real, el 9 de noviembre, condenado y ejecutado el 5 de diciembre de 1936. En el momento de la muerte contaba con 57 años. Fue arrojado al lugar conocido por "el pozo de Carrión" sin que fuera posible recuperar sus restos mortales.
-Siervo de Dios Antonio Molle Lazo, (Arcos de la Frontera, 1915- Peñaflor, Sevilla, 1936). Requeté asesinado al comienzo de la Guerra Civil.
Trabajó primero como meritorio en la estación de ferrocarril de Jerez, de escribiente en una bodega luego y finalmente como taquillero en un cine junto con su padre. Joven devotamente católico, en 1931 se afilió a las Juventudes Tradicionalistas. Activo propagandista, en mayo de 1936 fue detenido por defender de la quema el convento de Santo Domingo de Jerez pasando un mes y medio en la cárcel.
Al estallar producirse el alzamiento militar de julio de 1936, se presentó inmediatamente como voluntario junto con sus hermanos al comandante Salvador Arizón Mejías, jefe de la sublevación militar en Jerez de la Frontera, incorporándose al Tercio de Requetés de Nuestra Señora de la Merced. Con quince compañeros del tercio y otros quince guardias civiles fue enviado al pueblo sevillano de Peñaflor. El 10 de agosto los requetés decidieron celebrar un funeral por el general Sanjurjo y las víctimas del 10 de agosto de 1932 en el convento de las Hermanitas de la Cruz, pero fueron sorprendidos por un ataque rápido de unos dos mil milicianos republicanos, llegados en camiones desde los pueblos cercanos, que trataban de conquistar el municipio. Durante el pequeño combate que se desarrolló en el pueblo y cuando sus compañeros se replegaban, Antonio Molle fue apresado al quedar rezagado para tratar de ayudar a una señora con su hija y proteger al convento de las Hermanitas de la Cruz. Rodeado y desarmado por los milicianos, fue brutalmente linchado y salvajemente mutilado, muriendo entre vivas a Cristo Rey.
Las circunstancias en que tuvo lugar su muerte y la violencia empleada por sus captores, junto con la entereza con que proclamó su fe en los últimos instantes, hicieron que inmediatamente después de acabada la guerra se le dedicasen dos extensas biografías y se iniciara en la inmediata posguerra su causa de beatificación en la Diocesis de Sevilla.
El obispo de Asidonia-Jerez, Juan del Río, apoyó en 2007 que se llevara a cabo el proceso, aunque actualmente se encuentra parado.
El 12 de diciembre de 2020, en la Santa Iglesia Catedral de Santa María la Real de la Almudena, de Madrid, tuvo lugar la solemne sesión de apertura de las Causas de Beatificación de los mártires del Cerro de los Ángeles, entre otros más de cien mártires de la persecución religiosa durante la Guerra Civil.
De los conocidos como “mártires del Cerro” y declarados como Siervos de Dios, cinco de ellos eran carlistas, aunque, como en otras ocasiones, sea este un aspecto que a veces no se menciona en algunas semblanzas biográficas.
Monseñor Antonio Montero Moreno, en su libro “Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939” (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 196), proporciona los detalles sobre las circunstancias de la muerte de los mártires del Cerro, que copiamos resumiendo:
En la noche del 18 de julio de 1936 un turno de 30 adoradores, congregantes de la Compañía de San José y del Sagrado Corazón, asistía a la vigilia nocturna. Estaba tan cargada la atmósfera nacional, que cinco de los presentes decidieron montar guardia permanente al pie del monumento al Sagrado Corazón para evitar que pudiera ser profanado.
El 20 de julio subió al Cerro de los Ángeles un coche de milicianos, merodeando el lugar. Al día siguiente llegaron guardias de Asalto, con orden de evacuar el convento de carmelitas. Aquella noche transcurrió sin novedad bajo el recelo muto de los de Asalto y los congregantes. Al amanecer del día 21 de julio se celebraron dos misas con asistencia de estos últimos, y en el ánimo de todos se masticaba el desenlace. Muy pronto se presentaron en el Cerro grupos armados de hombres y mujeres de Getafe dispuestos a la peor.
Justo Dorado y sus compañeros se escondieron de la vista de los milicianos, y se escaparon por la vertiente oriental del Cerro. El día 23 en una taberna de Perales del Río alguien los vio santiguarse y avisó a los milicianos de La Marañosa, desde donde se desplazó un grupo armado, dirigiendo sus pasos hasta el cortijo de Las Zorreras, donde detuvieron y ejecutaron a los cinco mártires, que murieron dando vivas a Cristo Rey. Sobre la era y frente a la fachada del cortijo cayeron los cinco cuerpos sin vida.
De los cinco mártires del Cerro, cuatro eran carlistas y están enterrados en la basílica del Cerro de los Ángeles. El quinto que añadimos puede considerarse parte del grupo, pues era hermano de uno de ellos y estuvo también en el Cerro al comienzo de los acontecimientos, si bien fue asesinado posteriormente en Madrid.
-Siervo de Dios Pedro Justo Dorado Dellmans, ( Madrid, 1904- Perales del Río, 1936). Sus padres, Justo y María tenían una tienda de alimentación. Tuvieron cinco hijos. Valentín fue jesuita, y María, la más pequeña, carmelita. Justo, el mayor, aprendió el oficio de montador-electricista.
Deportista y montañero, fue miembro activo de la Acción Católica, entusiasta de la J.O.C. y miembro fervoroso y constante de la Adoración Nocturna Española. En 1931 visitó en Toledo al cardenal Segura, por el que sentía gran aprecio y que sufría en ese momento persecución. Al ver el tono anticlerical que tomaba la República, presagio su martirio, mostrándose siempre alegre con la posibilidad de dar la vida por Cristo.
-Siervo de Dios Fidel Barrio Muñoz, (Revilla de Santullán, Palencia- Perales del Río, 1936). Su madrina de bautismo fue una tía suya, religiosa Esclava del Sagrado Corazón. Recibió la primera formación de un tío suyo, sacerdote, y de los Hermanos de la Doctrina Cristiana. En 1927 se traslada a Madrid, viviendo en casa de sus abuelos, hasta que en 1928 se establecen sus padres en la capital. Terminada la primera enseñanza, se colocó en un taller de fundición, complementando su modesta economía con trabajos de albañilería.
Acudía asiduamente al círculo de estudios de la J.O.C, de los que nos quedan varias crónicas escritas por él para el periódico tradicionalista “El Siglo Futuro” y que firmaba con el seudónimo de “El Albañil”. Era gran amigo de Justo Dorado, con quien frecuentemente ayudaba a misa. Perteneció a la Juventud Católica, al Círculo Tradicionalista, a la Adoración Nocturna, a la Juventud de la Medalla Milagrosa y a la Compañía de Obreros de San José en el Cerro de los Ángeles cuyo fichero lo llevó el mismo día 18 a su casa para esconderlo. Después se fue al Cerro en bicicleta y no volvería ya a ver a los suyos. Tenía 21 años.
-Siervo de Dios Elías Requejo Sorondo, (Irún, 1917- Perales del Río, 1936). Trasladado con su familia a Madrid, estudió en el colegio de Santa Susana de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, donde trabó amistad con los hermanos De Pablo. Perteneció a la Asociación de Antiguos Alumnos lasalianos -de la que era alma el hermano Juan Pablo (don Gregorio Álvarez) que también educó a Antonio Molle-, a la Acción Católica de Ventas y a la Adoración Nocturna. Era ebanista de profesión. Trabajó en “Cementos Hispania”.
Desde muy joven decidió defender los ideales católicos, manteniendo frecuentes polémicas con sus compañeros de trabajo. Se afilió antes de la guerra al Requeté, dentro de la Comunión Tradicionalista, y participó en la defensa de la Religión y la Patria enfrentándose al creciente clima antirreligioso promovido por la República. Se sentía orgulloso de ser primero español y después vasco, y llevaba ostentosamente la bandera de España en su cinturón, y el rosario -que rezaba diariamente-. en el bolsillo. Al irse casa el 18 de julio de 1936 camino del Cerro, se volvió hacia su madre, que vivía continuamente temerosa de que pudiera pasarle algo malo a su hijo, y la dijo: “No quite usted la placa del Sagrado Corazón que tenemos en la puerta”. Antes de ser asesinado en Perales del Río, como se ha descrito, puso los brazos en cruz gritando ¡Viva Cristo Rey! Su cadáver quedó muerto en cruz, y en manera alguna pudieron ponerle bien los brazos para meterle en la caja por lo que tuvieron que rompérselos.
-Siervo de Dios Vicente de Pablo, (Vicálvaro, Madrid, 1915- Perales del Río, 1936). Educado como su hermano en el colegio Santa Susana, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Ejerció el oficio de carpintero, dedicando muchos de sus ratos libres a la música. Perteneció a la Acción Católica desde la fundación del Centro de la Parroquia de Espíritu Santo, así como a la Juventud católica de la Medalla Milagrosa. . De las compañías de Obreros de San José y del Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles. Fue muy amigo de Elías Requejo, al igual que su hermano Fidel, con el que hacía salidas al campo.
Un mes antes de la guerra, en unos ejercicios espirituales al ponerse un escapulario de la Virgen del Carmen exclama: “¡Ya pueden matarnos; estamos en regla! ¡Los que sobrevivan son los que tendrán que apañárselas!”.
En Madrid la calle Hermanos de Pablo, en el barrio de Canillas, conmemora a los tres hermanos De Pablo, Vicente, Fidel y Juan, que murieron mártires.
-Siervo de Dios Fidel de Pablo, (Vicálvaro, Madrid, 1917- Madrid, 1936). Sus padres, Julián y Margarita, tuvieron cuatro hijos, de los que tres murieron mártires durante la Guerra Civil. Formado por los Hermanos de las Escuelas Cristianas, fue miembro muy activo de la Compañía de Obreros de San José del Cerro de los Ángeles.
A principios de julio de 1936 fue detenido cuando se dirigía al Cerro de los Ángeles, quitándole la documentación y pasando la noche en el calabozo. En los días siguientes permaneció escondido, temeroso de sufrir nuevas detenciones.
El 18 de julio acudió a la velada de adoración que tenía lugar en el Cerro de los Ángeles. A diferencia de sus compañeros no murió en el Cerro, pues después de la vigilia de adoración celebrada el 18 de julio, acompañó a Madrid al sacerdote don Jose María Vega Pérez que había celebrado la misa en la vigilia nocturna, y que sería después asesinado en Paracuellos del Jarama el 27 de noviembre de 1936. Fidel, que era hermano de Vicente, uno de los cinco héroes muertos en el Cerro, fue detenido el día 26 de agosto por los milicianos del partido comunista, ingresando en la checa instalada en la calle de O’Donnell núm. 22, acusado de sus ideales católicos y de ser un destacado Requeté. Desde allí fue trasladado a la checa de la calle San Bernardo, donde permaneció hasta el día 8 de septiembre, fecha en que fue sacado y fusilado en el kilómetro 7 de la carretera de Valencia.
De entre los 522 mártires que fueron beatificados en Tarragona en 2013, durante el pontificado del papa Francisco, varios estuvieron relacionados con el carlismo, destacando entre ellos los casos de Vicente Jovaní Ávila y de su tío Joaquín Jovaní Marín, cuyas biografías entresacó Cristóbal Castán en su libro “Lo que la memoria olvida. Un estudio sobre la represión en Benicarló y el Maestrazgo, 1936-38”, (Barcelona, Scire, 2011). Tanto Vicente como Joaquín Jovani pertenecían a una familia muy vinculada al carlismo del Maestrazgo, como lo demuestra que otros dos hermanos de Vicente, Joaquín y Fernando eran vocal de la Junta Local Carlista de Benicarló además de miembro del Requeté y delegado del Distrito de Vinaroz de la Juventud Tradicionalista respectivamente. El primero murió asesinado junto a su hermano y su tío en Montcada i Reixac. Dos meses antes había sido asesinado su padre Vicente Luis Jovaní Marín en Sagunto. Con ellos también murió Federico Domingo Sanjuán, ex alcalde republicano de Benicarló y hermano del ministro de la República Marcelino Domingo, intentando salvar a los miembros de la familia Jovaní. Sólo Fernando sobrevivió para poder dar testimonio.
-Beato Vicente Jovaní Ávila, (Benicarló, 1902-Moncada i Rexach, Barcelona, 1936)
Estudió en el Seminario de Tortosa y en el Pontificio de Roma, siendo ordenado sacerdote en 1928, tras haber ingresado en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Fue prefecto de disciplina en el Colegio de Valencia y en los seminarios de Burgos, Valladolid y Tarragona.
En julio de 1936 se encontraba en el Seminario de La Seu d´Urgell junto a su tío Joaquín. Fueron detenidos junto a otros sacerdotes y seminaristas y conducidos al barco-prisión “Río Segre”, en Tarragona. El 11 de noviembre fue liberado trasladándose a Barcelona con su tío, allí se reunió con sus hermanos Joaquín y Fernando. Al tratar de ponerse a salvo, fue detenido y entregado a las patrullas de control de Poble Nou (calle Pedro IV). Después de los consabidos interrogatorios fue encarcelado en la checa del convento de San Elías, y el día 7 de diciembre asesinado en el cementerio de Montcada y echado su cadáver en los pozos excavados al efecto, pues eran muchos los asesinados diariamente.
-Beato Joaquín Jovaní Marín, (San Mateo, Castellón, 1874-Moncada i Rexach, 1936).
Nació el 16 de octubre de 1874 en San Mateo, aunque su familia se trasladó a vivir a Benicarló. Realizó sus estudios en el seminario de Tortosa y se licenció en Teología en el seminario de Toledo. Fue ordenado sacerdote el día 4 de junio de 1898 y el 12 de agosto ingresó en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos fundada por Mosén Sol. Ocupó diversos cargos de responsabilidad en el seminario de Toledo; director del colegio de San José de esa ciudad; director del colegio de San Juan en Almería; administrador del Pontificio Colegio Español de Roma, del que más tarde sería rector; profesor en el seminario de Barcelona; rector del seminario de Tarragona. En 1927 fue elegido director general de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, cargo que desempeñó hasta 1933. En 1934, a petición del arzobispo, volvió a desempeñar el cargo de rector del seminario de Tarragona.
El inicio de la persecución religiosa le sorprendió en el seminario de la Seu d´Urgell. El 25 de julio de 1936 por la tarde entró un grupo de milicianos armados en la capilla donde estaban rezando vísperas. Superiores y seminaristas quedaron detenidos en el mismo seminario y trasladados después en autobús a Tarragona, donde fueron liberados. Don Joaquín fue acogido por la familia de un seminarista. El 2 de agosto fue detenido por un numeroso grupo de milicianos fuertemente armados, interrogado y conducido al castillo de Pilatos donde quedó preso.
Por influencia de Federico Domingo fue liberado a los pocos días. Conociendo el peligro que corría, se trasladó junto a su sobrino Vicente a Barcelona, donde se le facilitó un pasaporte para ir a Francia junto a su sobrino Joaquín, pero, como hemos visto anteriormente, fueron descubiertos y apresados. Fueron encerrados en la checa de San Elías y más tarde llevados al cementerio de Montcada i Reixac, siendo allí martirizados el 7 de diciembre de 1936.
-Beato Pedro de Asúa y Mendía, (Balmaseda, Vizcaya, 1890-Liendo, Cantabria, 1936). Arquitecto y sacerdote mártir.
Nació en el seno de una familia de fuertes convicciones carlistas. Su padre, Luís de Asúa y San Millán, luchó como voluntario del ejército de Don Carlos en la Tercera Guerra. Estudió el bachillerato con los jesuitas en Orduña y posteriormente arquitectura en Madrid, recibiendo el título en 1915 y ejerciendo su profesión en Bilbao y Madrid hasta1919. En 1917 fundó la Adoración Nocturna en Balmaseda. A los 29 años, en 1920, decidió dejarlo todo para ser sacerdote, ingresando en el Seminario de Vitoria. Siendo todavía seminarista recibió el encargo de realizar los planos del nuevo Seminario. Fue ordenado en 1924, ejerciendo su ministerio en Balmaseda, que conjugaba con trabajos como arquitecto para la Iglesia y dirigiendo la construcción del Seminario de Vitoria entre 1926 y 1930.
Al empezar la Guerra Civil, fue detenido por "milicianos incontrolados" por el mero hecho de ser sacerdote y catalogado como tradicionalista, y después asesinado entre Castro Urdiales y Laredo, el 29 de agosto de 1936, en el monte Candina de Liendo (Cantabria). Su cadaver fue arrojado a un barranco y tardó varios días en poder ser identificado. Sus restos fueron trasladados a la iglesia del seminario de Vitoria en 1955.
Fue declarado beato el 27 de enero de 2014 cuando el papa Francisco firmó el decreto de beatificación por martirio.
-Venerable P. Francisco Tarín Arnau S.J (Godelleta, 1847 -Sevilla, 1910 ). Nació en una familia de acomodados labradores, noveno de diez hermanos. Estudió el bachillerato en los Escolapios y en 1866 se matriculó en Derecho y Filosofía y Letras.
De salud siempre precaria, cuando se restableció de una hemorragia pulmonar, decidió alistarse como voluntario carlista, aunque no fue admitido por su mala salud. En 1873 ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús que estaba en Poyanne, Francia, tras la expulsión de los jesuitas en la Revolución del 68. Ya sacerdote, estuvo destinado dos años al Colegio de El Puerto de Santa María, donde se hirió la pierna enferma.
Desde 1885 hasta el año de su muerte 1910, durante 25 años, el padre Tarín recorre infatigable España como misionero, pese a su poca salud. Apodado «Perpetuo Trajín» por su incesante actividad, dedicó su vida a predicar la palabra de Dios en las misiones populares. Acompañado siempre de fama de santidad por su obediencia, pobreza y humildad, luchó mucho en sus misiones porque la gente no siguiera las enseñanzas de los protestantes, los anticlericales o los masones.
Durante sus seis años como superior de Sevilla fomentó diversas asociaciones, entre otras el Apostolado de la Oración. En Sevilla fundó la Real Hermandad de Maestros de Primera Enseñanza de San Casiano para oponer maestros católicos a la enseñanza pública laica. Se cuentan muchos prodigios que le sucedieron.
En 1909 su salud se resintió irreversiblemente. El 21 de noviembre de 1910 llegó de San Fernando casi arrastrándose y el 12 de diciembre día de la Virgen de Guadalupe, una advocación muy querida por él, falleció el padre Tarín. Sus restos reposan en la Iglesia del Sagrado Corazón en Sevilla.
-Venerable siervo de Dios Roberto González-Nandín y Sobrino (Cádiz, 1887-Getafe, Madrid, 1936)
En abril de 2021 el Papa Francisco confirmó que Vicente Nicasio Renuncio Toribio y otros 11 compañeros (5 sacerdotes redentoristas y 6 hermanos legos) murieron como mártires en 1936 durante la persecución anticatólica en Madrid, dando paso a su beatificación. Pertenecían a dos comunidades redentoristas de Madrid: la del Santuario del Perpetuo Socorro y la de San Miguel Arcángel, anexa a la iglesia de la Nunciatura Apostólica.
El sacerdote redentorista Antonio. M. Quesada, que ha participado en la instrucción de la Causa, ha señalado que "las investigaciones para el proceso comenzaron nada más terminar la contienda, lo que facilitó una gran cantidad de documentación de primera mano. Completada esta, la fase diocesana del proceso se inició en 2006 y culminó con la sesión de clausura celebrada el 27 de noviembre de 2007 en el Perpetuo Socorro de Madrid. La Positio fue presentada en Roma en marzo de 2019".
Quesada comenta que compartieron martirio personas que no eran redentoristas. El carlista Roberto González Nandín y Sobrino, de 49 años, y su esposa, que acogieron al P. José M.ª Urruchi y al H. Pascual (José Joaquín) Erviti en su domicilio de Manuel Silvela 3. No tenían hijos y vivían con la madre del marido. Cuando fueron descubiertos los redentoristas. D. Roberto estaba en su trabajo, le obligaron a regresar y se llevaron y martirizaron a los tres en Getafe el 21 de agosto de 1936. El P. Quesada señala que "su proceso está aún en fase diocesana y se tramita en la diócesis de Madrid. Su memoria debe permanecer unida a la de nuestros cohermanos. Esperemos que pronto podamos celebrar litúrgicamente la memoria de todos ellos".
Roberto González Nandín nació el 5 de marzo de 1887 en Cádiz, en la calle Baluarte nº 8; hijo de Roberto González Nandín Fernández y Francisca Sobrino Tourné. Estudió en el Instituto Columela de Cádiz y se gradúa en Estudios Mercantiles, aprobando las oposiciones de Profesor de Derecho Mercantil en 1914. Contrajo matrimonio con doña Concepción Fernández de la Puente Gómez. Trabajará en varios lugares impartiendo la asignatura de Administración Económica y Contabilidad pública, entre ellos en la Escuela Profesional de Comercio de Cádiz, donde está hasta 1935, trasladándose a Madrid en enero de 1936 para ejercer su profesión, residiendo en el piso 2º del número 3 de la calle Manuel Silvela junto a su madre, ya viuda.
Al comenzar la Guerra Civil acogió en su casa a dos redentoristas. González Nandín era un hombre de profundas creencias religiosas, y cuando la comunidad de redentoristas se dispersa, él acoge en su casa al P. José Mª Urruchi y H. Máximo Perea; este último se intercambió con el H. Pascual Erviti, y allí se sintieron estos misioneros como en su propia casa. Todos los días pudieron celebrar la Eucaristía, rezar, y animarse unos a otros. Allí estuvieron los dos religiosos hasta el 21 de agosto de 1936, día en que los milicianos entraron en la casa a las 10 de la mañana. Como no estaba don Roberto, los asaltantes mandaron a su oficina a una de las mujeres del servicio para avisarle de que volviera a la casa. Una vez hecho el registro, los milicianos se llevaron a los dos redentoristas y al dueño de la casa por haberles dado cobijo, que fueron subidos a un coche y trasladados a la checa del Palacio de Rodas, siendo asesinados la misma noche. Los cuerpos de los dos redentoristas fueron recogidos en la carretera de Getafe la mañana siguiente. Sus restos están inhumados en el panteón de los Redentoristas del cementerio de la Almudena. Dos días después, el 23 de agosto, un amigo suyo encontró el cadáver de González Nandín en el Depósito Judicial con una etiqueta que decía: “Traído de Getafe”.
Su madre y su esposa quedaron el resto de la guerra civil desamparadas en Madrid. A él, el Señor premió su caridad y hospitalidad compartiendo la palma del martirio con aquellas personas que había acogido en su hogar.
Roberto González Nandín militó en las filas del partido integrista que más tarde, a finales de 1931, se reintegró en el carlismo del que se había escindido. En el Museo Carlista de Madrid se conservan siete cartas del mártir, escritas enero de 1907 y abril de 1909 que no dejan lugar a dudas sobre su militancia política. En la dirigida al director del periódico tradicionalista sevillano La Reconquista el 2 de diciembre de 1908, escribe:
“”He recibido el número de propaganda del semanario de su digna dirección, dentro del cual viene un boletín invitándome a inscribirme, y aun cuando mis recursos son bien escasos, pero baste que se trate de ayudar a un nuevo paladín de nuestra causa por la que cada día siento más entusiasmo para que desde luego y con mucho gusto haga un sacrificio (que para mi lo es por lo que dejo apuntado) y suplico a usted que sirva contarme entre sus suscriptores. Ánimo Sr. Directo y que Dion Ntro. Sr bendiga los trabajos de esa redacción, para que La Reconquista sea digno continuador del Diario de Sevilla y su inolvidable sostenedor Mateos Gago (q.e.p.d)”.
En la carta de 30 de diciembre de 1908, dirigida a su “estimado correligionario” Eugenio Garrido, de la redacción de La Reconquista, vuelve a manifestar sin ambages su posición política: “Con toda mi alma felicito a esa entusiasma Redacción por el feliz acierto que ha tenido escogiendo al ilustre Maura como blanco de sus tiros. Es la obra más meritoria que podemos hacer los que por la misericordia del Señor sentimos el fuego de la tradición católica”. Junto a ello, felicita al semanario tradicionalista por empezar a publicar algunas cartas “de nuestro inolvidable Mateos Gago”.
Francisco Mateos-Gago y Fernández (Grazalema, 1827-Sevilla, 1890) fue catedrático de teología en la Universidad de Sevilla y decano de la Facultad. Publicista y polemista católico, fue el promotor y uno de los más asiduos redactores del diario carlista El Oriente (1869-1873) y dirigió la Revista arqueológica sevillana. También colaboró en semanarios como La verdad católica o La semana católica y en el diario tradicionalista madrileño El Siglo Futuro. Militante carlista, se separó de esta causa en 1888 para adherirse al partido integrista de Ramón Nocedal.
En carta de 5 de febrero de 1909, dirigida igualmente a su correligionario de La Reconquista, el hoy venerable siervo de Dios González Nandín escribe: “Estamos atravesando un período muy crítico para el partido pues desgraciadamente no se ven más que nubarrones por todos los lados, así que es preciso levantar el corazón a Dios y a él rogando y con el mazo dando (pero sin dejar de dar) continuar firmes en nuestro puesto hasta que se vea más despejado. A usted le toca gran parte de este desconcierto y Dios quiera conceder sus luces a Bascuñana para actuar en la solución que desde aquí vemos muy difícil”.
Las disputas entre La Reconquista y el Dr. Lucio Bascuñana, jefe del integrismo gaditano -y, años después, del carlismo- que dirigía el periódico integrista El Observador debieron resolverse finalmente, pues en la carta de 3 de abril de 1909, González Nandín escribe a Garrido: “Celebro la reconciliación, que deseo sea sincera y duradera”.
En Venerable Siervo de Dios Roberto González Nandín se mantuvo siempre fiel a sus ideales tradicionalistas, como acredita que años más tarde, Junto a Olazábal, Senante, Fal Conde, Marcial Solana, Zamanillo, etc, firmara el manifestó «La Comunión Tradicionalista-Integrista a los católicos españoles», de fecha 19 de marzo de 1930.
Ya proclamada la II República, el nombre de González Nandín aparece publicado en El Siglo Futuro entre los suscriptores de donativos entregados en el secretariado del grupo tradicionalista del Congreso para el homenaje a Don Aurelio González Gregorio de Gregorio, Presidente de la Juventud Tradicionalista de Madrid, y en otras ocasiones, acreditando su pertenencia a la Comunión Tradicionalista.
Su beatificación futura incorporará a los altares un nombre más de aquellos hombres que hicieron de la boina roja la prenda con la que servir a la Causa de Cristo Rey muriendo como mártires.
-Venerable siervo de Dios Antonio Tort Reixach (Monistrol de Montserrat, 1895-Moncada i Rexach, 1936).
En abril 2024, el Papa Francisco ha autorizado al Dicasterio para la Causa de los Santos a promulgar el Decreto que pone camino de los altares al venerable siervo de Dios Antonio Tort Reixach.
Tomamos de César Alcalá algunos datos sobre su vida y muerte como mártir de la persecución religiosa llevada a cabo por los comités revolucionarios de la II República al comienzo de la Guerra Civil.
El 21 de julio de 1936, fue atacado e incendiado el palacio episcopal de Barcelona. El obispo de la Diócesis, el cardenal D. Manuel Irurita, pretendió quedarse en el palacio y hacer frente a los revolucionarios, pero el sacerdote D. Marcos Goñi y Emeteria, familiares suyos, le convencieron de que se marchara por el riesgo que corría su vida.
Al producirse un encuentro casual con Antonio Tort Reixach, un feligrés al que conocían, el cardenal, Don Marcos y Emeteria buscaron refugio en su casa, en la calle del Call nº 17, donde estaban escondidas también seis hermanas del Convento de las Religiosas Carmelitas de la Caridad, fundación de Santa Joaquina Vedruna (a la que ya conocemos por figurar en nuestra relación de santos que fueron carlista). En aquella casa el obispo y sus familiares estuvieron escondidos cuatro meses y medio.
Antonio Tort Reixach era natural de Monistrol de Montserrat, donde había nacido en 1895. De profesión joyero, ferviente católico y afiliado a la Comunión Tradicionalista, estaba casado y tenía once hijos, seis varones y cinco chicas. El último de los hijos nació precisamente en septiembre de 1936, estando escondido en la casa familiar el obispo Irurita, que fue su padrino de bautismo.
Un anarcosindicalista que solía tomar café en un bar situada enfrente de la casa de los Tort, y que era el máximo responsable de las llamadas “patrullas de control” que operaban en Barcelona, sospechó que en ella se ocultaba el obispo Irurita. Basándose en que el nombre de Antonio Tort había aparecido en una lista que habían encontrado en la abadía de Montserrat, dio orden de que la casa fuera inspeccionada. El 1 de diciembre de 1936, un grupo de milicianos se presentó en el domicilio de Antonio Tort, y tras un registro de cuatro horas, se lo llevaron preso junto al obispo Irurita y demás personas que encontraron allí refugiadas. Antes de salir, Antonio dijo a su esposa: «Decid: Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confió. Adiós. Hasta el cielo. No os espantéis, Dios no os faltará».
Al ser conducidos por los milicianos al comité de la calle Pedro IV para ser interrogados, su hija Mercedes, la hija mayor de Antonio Tort, le dijo: «Papá, nos llevan a matar»; su padre la contestó: «Nos llevan al cielo». Uno de los revolucionarios que estaba allí intervino diciendo «¿Nosotros os llevamos al cielo?». Y Antonio Tort le dijo: «Sí, nos lleváis al cielo si nos matáis; por ello nos os guardamos ningún rencor. Os perdonamos y rogamos a Dios por vosotros y por vuestras familias».
Tras prestar declaración ante el comité revolucionario los detenidos, salvo Mercedes, fueron conducidos a la checa de la calle San Elías. Allí llevaron también a Francisco de Paula, hermano de Antonio, soltero y tres años mayor que él, que también estaba afiliado a la Comunión Tradicionalista y que había participado en la acción del día 19 de julio de 1936 en la defensa de los cuarteles del 7º Ligero y Parque de artillería de San Andrés, en Barcelona.
En la madrugada del 3 al 4 de diciembre de 1936, el obispo Irurita, el reverendo Marcos Goñi Almándoz y los dos hermanos Tort fueron asesinados junto al cementerio de Montcada y Reixach.
La aprobación del proceso por parte del papa Francisco, abre la puerta al reconocimiento de la santidad de Antonio Tort, ejemplar padre de familia, mártir heroico de su fe y miembro de la Comunión Tradicionalista.
Hasta aquí esta primera relación de santos y beatos carlistas, que sabemos incompleta y a la que deberemos ir añadiendo nombres a medida que su recuerdo vaya siendo recuperado. La lista se ha limitado a los oficialmente reconocidos por la Iglesia hasta ahora.
No hemos incluido nombres relacionados con el Carlismo con fama de santidad , y cuyas causas de beatificación quedaron inconclusas por motivos ajenos a las virtudes heroicas del propuesto:
-El franciscano Fray Pedro López de Moncaleán (1816-1898), alistado en la "Compañía sagrada" carlista -formada solo por religiosos- cuyo proceso de beatificación se abrió en la diocesis italiana de Ajaccio a finales de la primera década del siglo XX, quedando paralizada después por las circunstancias políticas europeas y el fallecimiento de los frailes franciscanos que la habían promovido.
-El capitán carlista sangüesino de la Primera Guerra Francisco Antonio San Miguel Zabalza (1854 - 1936) desterrado a Argentina y muerto como hermano lego dominico -Fray Simón de San Miguel-, en Buenos Aires en olor de santidad.
-El jóven siervo de Dios Jesús González de Echávarri y Armendia (1907-1929), hijo del catedrático carlista José María González de Echávarri, del que existe igualmente una biografía publicada.
Como señaló el inolvidable cardenal Pie, si los santos no aparecen fortuitamente en la escena de este mundo, tampoco es la casualidad la que determina, después de la muerte, la época de su glorificación.
Tampoco hemos incluido en la relación a los innumerables mártires carlistas de los años 30 del siglo XX que esperamos algún día veamos también en los altares.
Aunque su glorificación se demore, y sometiéndonos siempre al juicio de la Iglesia, sabemos que interceden por nosotros desde el Cielo.
Santos, beatos y siervos de Dios carlistas, ¡rogad por nosotros!
Laus Deo.
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