El 27 de abril de 2019 tuvo lugar la inauguración del Museo Carlista de Madrid, localizado en San Lorenzo de El Escorial. Se cumplen, por tanto, los dos primeros años de vida del Museo, lo que constituye una buena oportunidad para hacer un primer balance, a pesar de que el último año largo de su existencia haya estado marcado por las restricciones de todo tipo impuestas por la pandemia del coronavirus.
En el capítulo referente a los fondos museísticos y las piezas expuestas, hay que mencionar el notable crecimiento y enriquecimiento experimentado. Las adquisiciones realizadas en este tiempo han trasformado la colección hasta convertirla en una riquísima muestra de las distintas épocas y facetas de la historia carlista, haciendo de ella probablemente la más completa de las existentes en el país.
Hoy el Museo dispone de una pinacoteca carlista de primer nivel, con obras originales de reconocidos pintores de distintas épocas, como Francisco Lacoma, Aimée Thibault, Vicente López Portaña, Luís López Piquer, José Agrasot, John Frederick Lewis, John Prescott Knight, José Soriano Fort, Manuel Ojeda Siles, León Abadías, José María Alarcón, José Mª Rodríguez Losada, Josep Cusachs, Enrique Gómez Martín, Gustavo de Maeztu, Fernando Álvarez de Sotomayor, Enrique Segura, Ramón Borrell, Mikel Olazábal, Augusto Ferrer-Dalmau, Vito Pollo, José Ferré Clauzel, Carmen Gorbe y otros muchos, en un conjunto monográfico de pintura carlista que por su cantidad y calidad no es posible contemplar en ningún otro museo.
También el fondo de otras piezas museísticas ha experimentado un notable crecimiento, con incorporación de valiosos recuerdos históricos, como el extraordinario busto de Don Jaime que fue propiedad del general Sanjurjo, o los objetos que pertenecieron a tres generaciones de la destacada familia carlista vizcaína de Orduña de los Llaguno, o al legado del diplomático carlista D. Juan Dameto.
Este incremento se ha reflejado también en el archivo documental y la biblioteca del Museo, que cuenta ahora con cerca de 4.000 obras sobre el Carlismo, la mayoría publicadas en el siglo XIX. Todo ello ha supuesto un notable esfuerzo económico, compensado por la satisfacción de servir mejor a la preservación y conocimiento del patrimonio histórico del Carlismo, objetivo fundacional y único propósito del Museo.
En otro plano, pero no menos importante, el Museo ha acometido algunas mejoras en cuanto a mobiliario y ambientación, eliminándose los restos que aún quedaban menos propios de un espacio museístico.
En cuanto a las visitas, un capítulo sin duda esencial, el Museo Carlista de Madrid se ha ido abriendo paso entre las personas que, por uno u otro motivo, se encuentran interesados en la peripecia histórica del Carlismo, a pesar de los escasos medios de difusión disponibles, y valiéndose para ello sobre todo del boca a boca. A pesar de las limitaciones de los confinamientos, que han impedido las visitas durante muchos meses y limitado por completo las visitas de grupos grandes, más de dos centenares de personas han visitado el Museo, todos ellos con cita previa y con probadas credenciales académicas, profesionales o personales que les otorgan especial cercanía al tema del Museo.
Entre los visitantes se han prodigado los historiadores, profesores universitarios, militares dedicados a la historia militar, periodistas y escritores, y también, como es lógico, los carlistas antiguos o de la nueva generación, simpatizantes provenientes de cualquiera de los sectores del Carlismo, para todos los que el Museo pretende ser hogar común.
En todas estas visitas, que normalmente han durado entre 60 y 120 minutos de completa explicación, el Museo ha probado ser un magnífico instrumento para dar a conocer páginas de nuestra historia que normalmente no figuran en los libros de texto, y proporcionar una oportunidad inmejorable para, en un clima de amistad y confianza, despertar interés por conocer más en unos, para reverdecer ardores juveniles en otros, para establecer relaciones entre personas con análogas inquietudes de cara a nuevas iniciativas, para cimentar amistades y atraer, en definitiva, simpatías hacia la Causa. Debemos reconocer que, en todo ello, la experiencia de estos dos años ha superado con mucho nuestras primeras expectativas.
Un caso particular, del que nos sentimos especialmente orgullosos, lo ha constituido la visita de descendientes de ilustres nombres de la historia del Carlismo, como son los casos de Pilar Orlandis de Habsburgo -descendiente directa de Carlos VII-, o de miembros de las familias Zumalacárregui, Orbe y Jaurrieta, Rada, Baleztena, Llaguno, Zavala, Hernando de Larramendi etc, o incluso de descendientes de figuras que lucharon contra el Carlismo, como el general Moriones.
Otras visitas de importancia han tenido carácter institucional, pudiendo destacar entre ellas la de la responsable de Museos de la Diputación Foral de Navarra, representantes del Instituto de Historia y Cultura Militar, la Asociación Fernando III el Santo, o la de los máximos responsables de la Fundación Francisco Franco, a los que acompañó S.A.R don Luís Alfonso de Borbón, duque de Anjou y legítimo heredero del Trono de Francia, cuyo interés por la historia del legitimismo español quedó patente a lo largo de la visita.
Otras muchas visitas de personalidades destacadas, procedentes de distintos puntos de España, están apalabradas y pendientes de la recuperación de la movilidad geográfica.
El Museo ha servido también de sede para una reunión de la Diputación General de la Comunión Tradicionalista Carlista celebrada el 26 de octubre de 2019. Otras reuniones previstas, de distinta naturaleza y en colaboración con otros grupos y entidades, tuvieron que posponerse a la espera de tiempos mejores. La vocación del Museo es ser un centro activo de encuentro, investigación y difusión cultural sobre el Carlismo y no solo un mero escaparate expositivo. Es por eso por lo que estaba previsto el desarrollo de toda una serie de reuniones, conferencias y actividades, que desgraciadamente no se han podido llevar a cabo por las circunstancias conocidas, aunque los proyectos se mantienen para cuando ello sea posible.
Una prueba de esta vocación por la investigación y la irradiación cultural ha sido la labor editorial iniciada por el Museo. En el periodo desde su inauguración, han visto la luz dos libros sobre la influencia del Carlismo en las artes plásticas, firmados por el que esto escribe: “La Dinastía Carlista en la Pintura”, publicado en 2020, y “Veinte Pintores Filocarlistas”, cuya aparición tendrá lugar en fecha próxima.
Un tercer libro, en este caso obra colectiva y también actualmente en prensa, llevará por título “Reinas Carlistas”, y como los anteriores, viene a llenar lo que hasta ahora era un vacío bibliográfico. Esperemos que esta línea de trabajo pueda continuar en el futuro con nuevas publicaciones, si los medios económicos lo permiten.
También la página web del Museo (www.museocarlistademadrid.com), y el blog que en ella se encuentra, puede inscribirse dentro de este capítulo de “publicaciones”, por un medio acaso hoy incluso más importante que el papel escrito. Son muchas las entradas registradas en la página y muchas las personas que se han puesto en contacto con el Museo a través de ella. Sin duda, un campo para seguir trabajando en el futuro, con la aspiración a disponer de una página con un “feel and touch”, capacidades, y contenidos de mayor calidad y alcance.
Para estos fines, han sido importantes y dignos de agradecimiento los reportajes que se han realizado sobre el Museo en distintos medios digitales e impresos, como los llevados a cabo en El Correo de Madrid (ahora El Correo Español), Ahora Información, El Español, la revista Centinela, o la aparición en el programa de El Toro TV “Detrás de”, dedicado a los requetés en la Guerra Civil y en el que tuve el honor de participar. Desde aquí damos las gracias por su ayuda a todos los que han hecho posible estas apariciones del Museo, que tanta importancia han tenido para darlo a conocer.
Cuando miramos para atrás y a pesar de unas circunstancias que no nos lo han puesto nada fácil, no podemos por menos que dar gracias a Dios por lo realizado, y porque el Museo esté contribuyendo a que se conozca y valore la importante presencia del Carlismo en la historia de España de los dos últimos siglos, y a que se conserve su patrimonio espiritual y material.
El futuro se presenta cargado de ideas y proyectos, pero también de retos. Entre los primeros, aumentar la difusión del Museo para que lo conozca más gente y su labor pueda alcanzar a más personas. Y que se incorporen al mismo, por la fórmula que sea, tantos recuerdos históricos que hoy permanecen escondidos en las alacenas de viejas familias carlistas, y que es necesario poner en valor y dar a conocer antes de que se pierdan para siempre.
El pequeño auditorio y el espacio ajardinado del Museo son también espacios en los pueden y deben organizarse múltiples iniciativas, desde conmemorativas a convocatorias de carácter cultural como seminarios, talleres, cursos monográficos, sesiones de divulgación, conciertos, presentaciones de libros…todo un elenco de posibilidades que podrían llevarse a cabo y para las que el Museo tiene las puertas abiertas y una permanente vocación de colaboración.
La existencia de un lugar como el Museo Carlista de Madrid en las circunstancias como las que atraviesa España es un milagro, y tenemos que estar seguros de que aprovechamos todas sus posibilidades, que son muchísimas y de muy diverso tipo.
En el capítulo de los retos, el más importante es asegurar la perduración temporal del Museo más allá de la vida de su fundador, y su proyección más allá de las posibilidades físicas y económicas del que esto escribe. No somos buenos los españoles para crear instituciones duraderas, que no dependan de una persona o del ciclo vital de sus promotores, pero hay que encontrar los medios para que esta obra perdure en el tiempo, para que una red de colaboradores amplíe su radio de acción, porque no debería cada generación tener que empezar otra vez de cero como tantas veces ha ocurrido con periódicos, revistas, editoriales, círculos, fundaciones y tantas otras instituciones carlistas necesarias para dar apoyo a una Causa cuya existencia no puede ser pasajera, porque es la Causa de la España eterna.
Sean las últimas palabras de este breve balance para dar las gracias a todas las personas que han colaborado en estos dos años con el Museo, brindándonos su amistad y calor en apoyo de esta singular aventura. Han sido ellos, junto al apoyo de mi esposa e hijos, y la mediación de la Virgen de Montserrat y San Rafael Arnaiz -cuyas festividades litúrgicas se celebraban el día de su inauguración y bajo cuya intercesión fue puesto el Museo-, los que nos han permitido llegar hasta aquí y a los que seguimos apelando para llegar aún mucho más lejos.
Hagamos votos para que así sea.
Ave Crux, Spes Unica.
Enhorabuena!